La última Navidad, el perro "lobo de mar", propiedad de Fernando Moreno, murió tras un paro cardíaco ocasionado por la bulla de los explosivos que reventaron cerca a su vivienda. Esto debido a que los canes son capaces de sufrir por el estruendo de los estallidos 500 veces más que cuando los seres humanos los oyen a una distancia mínima, explicó el veterinario Rodrigo Rondón. Además, el especialista señaló que pese a que existen los tranquilizantes para los animales, éstos no tienen el mismo efecto en todos los canes, por lo que al final muchos terminan protagonizando diversos accidentes.