Desde febrero de 1812, en el distrito huanuqueño de Churubamba, se realiza la popular Guerra de las Naranjas. El cual conmemora el triunfo de los pobladores de la zona ante los conquistadores españoles, que deseaban seguir quedándose por esas tierras de la serranía de nuestro país.
El festejo inicia con una tradicional misa, posteriormente salen de la capilla del pueblo con unas cruces, en dirección al cementerio. Para participar no existe un límite de edad. En lugares como Utao y Tambogán, las mujeres son la fiel representación de las peruanas que defendían la patria, mientras que los varones imitan a los extranjeros. Antes de comenzar, gran cantidad del fruto cítrico, son lanzadas desde un campanario a la plaza principal, donde están los protagonistas de este curioso encuentro.
Lo importante en esta trifulca, es divertirse, aunque una que otra persona resulta herida. Por ejemplo, dos hombres terminaron lesionados. Uno con heridas leves, pero el segundo con el sangrado de su nariz. Finalmente, el enfrentamiento culmina con el firmado de una especie de tratado de paz, jala sogas, una foto para el recuerdo y un baile al ritmo de las bandas musicales que asisten al evento.