¡Alerta! Si nota que un hombro de su hijo parece más alto que el otro, o las prendas de vestir no caen derechas, o su niño se queja de cansancio en la región lumbar, ya sea estando sentado o de pie por un tiempo prolongado, pues, tenga mucho cuidado: podría presentar escoliosis idiopática que en casos extremos compromete a los pulmones.
En el Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN), 28 menores fueron sometidos a cirugía de corrección de columna el año pasado, y tienen alrededor de 100 pacientes diagnosticados con esta malformación, que es una cifra anual, registrados por el Equipo Médico de columna conformado por los Cirujanos Miguel Urday y Ramiro Cieza, traumatólogos del Servicio de Ortopedia y Traumatología de esta institución.
La escoliosis idiopática es el encorvamiento lateral de la columna vertebral y es la forma más frecuente de escoliosis y no se relaciona a la mala postura del menor. Estos casos son más comunes en adolescentes pero también en niños de 3 a 9 años que llegan con una alteración de la forma de la rotación vertebral y eso es lo que causa la deformidad con jibas (joroba) en la espalda, explicó el especialista.
“En la institución operamos escoliosis idiopática que es la más común. El termino idiopática significa que no se conoce la causa. En medicina hay muchas enfermedades idiopáticas que no se sabe porque se originan, pero sí cómo curarla. En el Servicio de Traumatología hemos visto casos extremos que debido a la curvatura se pega muchas veces las costillas a la pelvis porque se tuerce. Hay casos más avanzados donde se anula un pulmón (por la presión) y el niño no puede respirar bien”, señaló el Dr. Urday.
También hay casos de escoliosis congénitas cuando los niños nacen con las vértebras deformadas en el sentido que no son como unos cubitos sino son trapezoidales, son oblicuas, hay vértebras que están pegadas por delante, detrás, los costados y eso altera el crecimiento, explicó.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
Una de las formas de diagnosticar si se trata de un caso de escoliosis idiopática es mediante la prueba de Adams, que consiste en que el paciente se inclina o se dobla hacía adelante y se ve la deformación de la columna con una jorobita en un lado y se va a palpar. Y luego se le pide un examen de rayos X para el estudio interno, precisó el médico cirujano.
Hay casos de pacientes que son detectados en su etapa inicial y lo superan con terapia física pero cuando la escoliosis sobrepasa los valores solo se corrige con cirugía y aquí en el INSN utilizamos la técnica de artrodesis que consiste en colocar implantes: tornillos y barra de titanio o cobalto. De esta forma se reduce la deformidad de la curva.
“Para colocar la barra en la cabeza de los tornillos se requiere precisión. Tiene que ser preciso no nos podemos pasar un milímetro dentro porque nos metemos al canal. Por eso nosotros estamos orientados a lo que se llama el monitoreo neurofisiológico. El especialista coloca al paciente electrodos desde la cabeza hasta los pies de manera que da una lectura y se van juntando los electrodos hasta que termine en un solo cordón. Ahí se ve la actividad eléctrica de la médula y nos van indicando la precisión para colocar los tornillos”, sostuvo Urday.
Las cirugías de columna por lo general toman entre 5 a 8 horas pero han habido casos que se prolongaron hasta 11 horas como lo sucedido con la paciente de iniciales Y.Q.C. (16), operada en marzo pasado. Ella presentaba un ángulo superior de 45 grados de curvatura por lo que el pulmón del lado derecho lo tenía aplastado, indicó el traumatólogo.
También está la reciente cirugía practicada a la niña de iniciales A.F.T. (14), procedente de Puno, a quien también se le colocó injerto de hueso -que es esponjoso- para obtener una fusión sólida y mantener la corrección en el tiempo. “La paciente queda bien y no se va a torcer la columna”, dijo el Dr. Urday.
Antes de que los pacientes sean operados, algunos que tienen deformidades muy avanzados pasan previamente por un tratamiento de distracción ortopédica y se les coloca un aparato ortopédico llamado “Halo Cefálico” que sujeta la cabeza y el cuello del niño con tornillos en su sitio (sentados) y se empieza a jalar aumentando el peso a través de poleas. “Es un trabajo paciente. No es magia. Es un trabajo perseverante. Ahí se busca que se estire la columna lo más que pueda y se controla a base de rayos X”, sostuvo el médico cirujano.
El Dr. Urday recomendó a los padres a observar siempre a sus hijos y si notan algún defecto traerlos al Instituto Nacional de Salud del Niño para un descarte o si fuera el caso iniciar el tratamiento para corregir esta patología. El equipo de columna esta los días lunes en consultorio.