Durante toda la semana la ministra Carmen Omonte ha tratado por todos los medios de señalar que no existe violación alguna de la ley respecto a las acciones que posee en tres concesiones mineras. Dijo incluso que se trata solo de proyectos casi en el papel porque ni siquiera están en actividad. En todo momento además mantiene distancia como queriéndonos decir, “por si acaso soy accionista pero no sé nada”. Y es que la historia detrás de las concesiones había resultado más interesante de lo que inicialmente parecía. Por lo pronto ya salió a la luz que para acceder a estas, ella y su entonces esposo echaron mano del chofer de la empresa familiar para que sea él quien aparezca como el que las adquiría. Un hecho en el que la figura de presunto testaferro asoma con fuerza ¿Qué otros pasos se dieron en lo que la ministra llama “solo un proyecto sin actividad”?nbsp;