El Papa Francisco presidió este viernes su segundo Vía Crucis nocturno desde que asumió el pontificado en el Coliseo Romano. Jorge Mario Bergoglio llegó a las 21:00 horas locales (14:00 hora peruana) para conmemorar el calvario de Cristo hasta su crucifixión.
Participaron miles de personas, turistas y religiosos, la mayoría con antorchas. El pontífice argentino de 77 años asistió al rito como el año pasado, desde la terraza del Palatino, frente al imponente anfiteatro romano, sin recorrer a pie las 14 estaciones.
Según se cuenta, fue en el Coliseo donde los cristianos fueron arrojados a los leones durante las persecuciones de los primeros siglos después de Cristo. Para este año el propio Francisco encargó especialmente la redacción de las meditaciones que se leen en cada estación.
Ellas fueron escritas por el obispo italiano de Campobasso (sur), Giancarlo Bregantini, conocido por sus batallas contra la mafia. Temas como la crisis económica, el desempleo, el maltrato a las mujeres, la soledad, las enfermedades y la situación de los presos fueron abordados.
‘Padre Giancarlo’ fue obrero en su juventud y en 1994, día en que fue ordenado obispo, fue víctima de la mafia de Calabria, que le colocó una bomba bajo el altar. Él también se refirió a dichos grupos así como al drama de los refugiados, la trata de personas, la droga y el alcohol.
En cada estación la cruz fue cargada por trabajadores, empresarios, inmigrantes, detenidos, huérfanos o enfermos. Varias pantallas gigantes fueron instaladas en la céntrica zona del Foro Imperial para que peregrinos y turistas pudieran seguir el rito.
El Vía Crucis es transmitido en directo por 50 canales de televisión de numerosos países. El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, había adelantado que el Papa no hablaría al final. “no creo que vaya improvisar, desea orar en silencio y dar la bendición”, dijo.