Por: Claudia Huertas ✍️
Lenin Tamayo, un joven artista peruano de 24 años, ha logrado lo impensable: llevar la música andina a un escenario global bajo una nueva corriente llamada Q’pop, una fusión única de K-pop y elementos de su herencia quechua. Su innovación y talento le han valido un lugar en la prestigiosa lista de "Líderes de la próxima generación" de la revista TIME, un reconocimiento sin precedentes para un artista nacional.
En diálogo con Panamericana.pe, el cantante compartió detalles sobre su camino al éxito, marcado por retos personales, influencias familiares y su inquebrantable compromiso con la representación andina.
EL ARTE COMO HERENCIA Y LENGUAJE
Desde su niñez, Lenin estuvo rodeado de arte. Su madre, Yolanda Pinares, una destacada cantante de música andina, sembró en él una profunda conexión con la música y las tradiciones. “El arte fue el primer idioma que aprendí”, explicó al portal web de Panamericana, y recordó cómo solía dibujar los trajes que imaginaba para las presentaciones de su madre. Esos dibujos, eventualmente, se transformaron en vestuarios reales que Pinares usó en conciertos, marcando un vínculo creativo entre ambos.
El cantautor también compartió cómo su crianza y la historia de su familia moldearon su visión artística. Su madre, criada por su abuela Teresa, heredó valores profundos que Lenin traduce en su música: el amor y el orgullo por sus raíces. “He visto a mi madre batallar para abrir espacios, y siento que tengo la oportunidad de continuar ese camino”, indicó.
EL NACIMIENTO DEL Q’POP
El concepto del Q’pop comenzó a tomar forma durante los años escolares de Lenin, cuando descubrió el K-pop a través de un grupo de compañeras. Este género lo cautivó por su capacidad de integrar elementos culturales y lo inspiró a imaginar cómo sería adaptar esta estética a la música andina. Sin embargo, el verdadero punto de inflexión llegó en 2019, cuando Lenin ganó un concurso de canto en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Con el trofeo en mano, decidió confesarle a su madre que deseaba dedicarse a la música.
En 2020, lanzó su primer video, pero la pandemia detuvo sus planes. Fue en 2022, con el lanzamiento de un cover titulado “¿Imaynata?rdquo; en TikTok, cuando el Q’pop se viralizó. El público comenzó a etiquetar su estilo como una mezcla de K-Pop y quechua, y Lenin abrazó el término con orgullo. “No me interesa encajar en moldes; lo importante es abrazar lo que me hace especial y único”, sostuvo.
El sencillo “Imaynata”, inspirado en la danza de la diablada, marcó un antes y un después en su carrera. Lenin utilizó elementos culturales profundos, como la representación del diablo y el ángel, para transmitir un mensaje sobre identidad y pertenencia. Aunque la producción estuvo llena de dudas y desafíos técnicos, el resultado final conectó con el público. “Si quisiera replicar algo solo por hacerme viral, no estaría mostrando la visión que tengo de mi cultura”, manifestó.
RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL
La primera parte de su álbum, “Amaru”, lanzada en 2023, mostró una faceta más experimental y conceptual. A través de canciones como “Kutimuni”, Lenin exploró temas históricos y sociales, lo que le valió la atención de medios internacionales como la BBC y Rolling Stone. Este trabajo cimentó su posición como un artista innovador y le permitió expandirse hacia una audiencia global.
“No quiero parecerme a nadie. Por más que suene a K-pop en quechua, sigo siendo yo”, señaló.
LA GIRA INTERNACIONAL
En 2024, Lenin llevó el Q’pop al escenario internacional con una gira que abarcó Corea del Sur, India, Tailandia y Vietnam. Su presentación en el icónico programa Arirang en Corea del Sur destacó como un momento crucial. “Fue un gran alivio darme cuenta de que el idioma no es una limitante. Conecté con el público porque transmití algo auténtico”, comentó.
EL FUTURO DEL Q’POP
Lenin planea lanzar la segunda parte de “Amaru” en febrero de 2025, junto con un concierto en Lima. También ha trabajado en proyectos documentales que exploran su viaje musical y cultural. Entre sus aspiraciones está colaborar con artistas como Rosalía, cuya capacidad para innovar dentro de la música folclórica lo inspira profundamente.
“Mi música sigue creciendo conmigo. Todo lo que hago tiene como base el amor y la libertad”, concluyó Lenin, y reafirmó su compromiso de representar y celebrar la riqueza de su identidad andina en un mundo globalizado.