Dos meses después de su desaparición, la familia de Amador Obregón Ramírez, un joven galopador de 36 años, logró velar sus restos tras una larga y dolorosa espera. Obregón fue hallado sin vida el pasado 7 de enero en Villa El Salvador, pero su madre, Carmen Ramírez, solo pudo retirar su cuerpo de la morgue después del 11 de marzo, tras insistentes reclamos ante la fiscalía y la policía.
"Yo misma tuve que ir a la fiscalía, a la comisaría, a la morgue... nadie me avisó nada. Nos decían que faltaban firmas, que los médicos no estaban. Siempre era esperar", declaró la madre de la víctima a Buenos Días Perú.
A pesar de que el cadáver fue identificado el 9 de enero, la familia asegura que no recibió ninguna notificación, a pesar de haber interpuesto una denuncia por desaparición. Recién cuando la madre acudió por iniciativa propia a la morgue, recibió la devastadora noticia. “Nos dijeron que ya sabían que era él desde el 9, pero nunca nos avisaron. Si yo no voy, no me entero”, denunció Ramírez.
SOSPECHAN QUE FUE ASESINADO
El informe de necropsia reveló la presencia de golpes, incluyendo un golpe contuso de gran tamaño. Sin embargo, la investigación aún no ha esclarecido las causas exactas del fallecimiento. “Yo sospecho que lo han matado. No sé las razones, pero eso lo debe investigar la policía. Solo pido justicia”, expresó la madre.
Un video del día de la desaparición muestra a Amador caminando tambaleante antes de desplomarse en la vía pública. Este material, junto con otros elementos, aún no ha sido completamente incorporado a la carpeta fiscal, según indicó la familia.
El caso también expone serias fallas en el sistema de búsqueda de personas desaparecidas y en la coordinación entre la policía y el Instituto de Medicina Legal. “Había una denuncia por desaparición y él estaba identificado en la morgue desde enero. ¿Por qué no cruzaron esa información?rdquo;, cuestionaron las conductoras Claudia Chiroque y Pamela Acosta.
Además, la familia debió enfrentar la exigencia de un pago de S/3,000 para retirar el cuerpo, debido al cobro diario por el depósito del cadáver, lo cual agravó aún más su dolor.