Astrónomos ubicaron en la constelación Draco, a 3.900 millones de años de nuestro planeta, un agujero negro supermasivo en el centro de una galaxia lejana está devorando una estrella que se acercó demasiado.
El fenómeno fue detectado por los científicos a fines de marzo pasado gracias al observatorio espacial Swift, que comenzó a identificar un brillante destello de rayos X.
Esta sonda de la Nasa se ha dedicado desde el 2004 a estudiar las explosiones de rayos gamma.
Según los científicos, las consecuencias de este proceso probablemente ya han sido observadas en variadas ocasiones, pero hasta ahora no se había podido detectar el inicio de un evento así. De hecho, los investigadores señalan que podrá seguir siendo observando hasta por lo menos un año más.