La publicación de una fotografía, en varios medios digitales, donde se aprecia al monarca orgulloso, escopeta en mano y con un elefante arrodillado como fondo, indignó a muchos ciudadanos y políticos españoles.
Para los ciudadanos, Juan Carlos II -cazador apasionado y a la vez presidente de honor de la división española de la organización medioambiental WWF- da un mal ejemplo con su cara y cuestionable afición.
Según una encuesta realizada por el diario El Mundo, el 96% consideran inapropiado que el jefe de Estado se vaya a cazar elefantes en medio de la difícil situación económica que atraviesa el país.
Luego que la prensa informó que por cada elefante muerto los participantes en safaris africanos deben pagar al menos 20.000 euros, las críticas se acrecentaron desde las redes sociales.