La verdadera historia de Papá Noel, es bastante distinta de lo que se cree. Lo que más sorprende es que no nació en el Polo Norte, ni se llamó Papá Noel o Santa Claus. Tampoco era un hombre anciano de traje rojo y blanco que viajaba en su trineo por todo el mundo en una sola noche al repetido grito de: “¡Jo, Jo, Jo!... ¡Feliz Navidad!”.
A pesar de lo que se cree, la historia que todos conocemos de uno de los personajes más célebres de cada 25 de diciembre, famosa por películas y dibujos animados, tiene un origen totalmente distinto.
LA VERDADERA HISTORIA
El origen de Papá Noel o Santa Claus radica Nicolás de Bari, un hombre nacido entre fines del siglo III y el año 305, en un pueblo ubicado donde actualmente se sitúa el sudoeste de Turquía.
Nicolás fue sacerdote y luego se convirtió en obispo de Myra, un pequeño pueblo romano que hoy se llama Demre (también en Turquía). Sin renos ni duendes se volvió una de las figuras más queridas por los católicos y cristianos de la Edad Media, y hoy, miles de personas le rinden culto en todo el mundo.
Nicolás poseía una personalidad decidida pero con carácter amable, es decir, tenía decisiones firmes y buenos modos, con una gran capacidad de oratoria. A este santo se le atribuyen numerosos milagros realizados desde que se ordenó sacerdote. Él es patrón de marineros, prestamistas y hasta de naciones como Rusia, Grecia y Turquía.
La relación de San Nicolás con Papá Noel dista de estar totalmente clara. Unos sostienen que el 6 de diciembre, día de su santoral, se entregaban dulces y regalos a los niños en virtud de la cercanía y compasión por estos que mostró a lo largo de su vida. Y que esta costumbre dio inicio a la tradición de Papá Noel.
El primero de sus milagros consistió en la sanación de unos infantes cruelmente acuchillados. Es muy difundida una historia en la que tres muchachas casaderas, que fueron favorecidas con una generosa cantidad de monedas de oro depositadas en los calcetines de las damas.
LA TRADICIÓN
Washington Irving, un célebre autor de sátira, publicó en 1809 un volumen titulado "Historia de Nueva York" en el cual el nombre holandés del santo, deformado en su desprolijo pasaje a la lengua inglesa, se transformaba en Santa Claus.
En 1823, el poeta Clement Clarke Moore se basó en el irónico relato de Irving para delinear un perfil en el que ya empieza a reconocerse la versión contemporánea de Papá Noel. Finalmente, el dibujante Thomas Nast concibió para la revista Harpers Weekly la figura de un barbado y sonriente personaje que en las Navidades distribuía regalos entre los infantes.
La tradición de armar fiestas para el solsticio de invierno y beneficiar a los niños con golosinas y regalos en esa época del año, tiene antecedentes paganos que fueron fusionándose con la tradición sostenida por las distintas iglesias cristianas.
En cuanto al vestuario del personaje, en gran medida la fuente original no fue otra que el atuendo lucido en su época por el manipulado obispo de Bari. También allí debe buscarse la predilección por los colores rojo y blanco, los cuales debía sumarse en anteriores versiones el color verde.
El hecho más definitorio de la conversión de Papá Noel en un ícono del marketing ocurre en 1931 cuando la empresa Coca Cola le encarga al pintor Haddon Sundblum un diseño del personaje con la presencia excluyente de los colores rojo y blanco de la marca, algo que se ha ido consolidando con las décadas a punto tal que es imposible disociar al repartidor de juguetes de la gaseosa norteamericana.
Se establece, por ejemplo, que Papá Noel tiene su residencia en el Polo Norte, en aguas del Océano Glacial Ártico. Además de poseer una fábrica de juguetes operada por duendes claramente sometidos a trabajo esclavo durante todo el año.
Según la historia de Papá Noel, tomando como referencia la fecha de fallecimiento de Nicolás de Bari, el 6 de diciembre de 345, Papá Noel tendría aproximadamente 1676 años. En cambio, si consideramos cuándo se creó el Papá Noel que conocemos actualmente, con la llegada del Santa Claus americano en Europa y su fusión con el Papá Noel francés en el siglo XIX, tendría alrededor de 200 años.