El primer día de trabajo casi siempre es sinónimo de nervios, por lo que es normal que cometamos algún pequeño error. Sin embargo, en algunos casos, éstos se transforman en el peor enemigo que podamos tener y nos hacen pasar muy malos ratos, sobre todo si quieres impresionar al supervisor. Este es el caso de este obrero, quien realizaba con normalidad su trabajo con esta maquinaria pesada hasta que se descuidó y no calculó la distancia del montacargas. Intenta hacer un movimiento rápido, pero no se salvó de ser lanzado por los aires. ¡Eso debió doler y...mucho!