El movimiento puede ser más que una forma de mantenerse en forma. Para Marielena Gamarra, licenciada en Enfermería y especialista en psiquiatría del Instituto Nacional de Salud Mental (INSM), el ejercicio físico es un recurso poderoso y accesible para fortalecer la salud mental a cualquier edad.
“La actividad física no solo mejora nuestro cuerpo, también fortalece la mente, regula las emociones y mejora la calidad de vida en cualquier etapa”, asegura Gamarra.
La experta señala que el ejercicio contribuye a manejar el estrés, la ansiedad, la depresión e incluso el insomnio, al activar neurotransmisores como la serotonina, la dopamina y las endorfinas, vinculados al bienestar emocional. “Dormimos mejor, nos concentramos más y afrontamos el día con más energía”, explica.
Beneficios del movimiento, según la etapa de vida
Niños y adolescentes: Se recomienda al menos 180 minutos de juego activo para menores de 5 años, y 60 minutos diarios de ejercicio para adolescentes. Esto impacta en su desarrollo emocional y capacidad de aprendizaje.
Adultos: Con solo 30 minutos de caminata, baile o yoga al día, se puede contrarrestar el estrés laboral y familiar. “No se trata de exigirse demasiado, sino de crear el hábito”, señala la especialista.
Adultos mayores: Se sugiere realizar 150 minutos semanales de ejercicio adaptado, como caminatas o natación, lo cual ayuda a prevenir el deterioro físico y a combatir la soledad.
Aunque el ejercicio no sustituye la medicación en casos severos, puede ser clave como complemento terapéutico en cuadros leves o moderados. “Debe formar parte de un enfoque integral y supervisado”, advierte Gamarra.
Uno de los beneficios más notorios es la mejora del sueño. La actividad física reduce el estrés y favorece un descanso más profundo, lo que impacta en el estado de ánimo, la memoria y la toma de decisiones.
Tres consejos para comenzar
1. Prioriza el ejercicio como parte de tu rutina diaria.
2. Empieza con lo que puedas: 30 minutos de caminata ya marcan la diferencia.
3. Hazlo agradable: elige actividades que disfrutes como bailar, pedalear o estirarte.
“Caminar, bailar o nadar no solo activa el cuerpo. Reconecta con lo esencial: contigo mismo”, concluye Gamarra.