En el mundo, la poliomielitis ha afectado a miles de personas que vieron sus miembros inferiores deformados, atrofiados, paralizados y algunos hasta con problemas para respirar a causa de la enfermedad. En otras palabras, los que sobrevivieron al virus de la polio estuvieron destinados a una vida en situación de discapacidad, ya que perjudicó parte de su sistema nervioso central causándoles debilidad muscular en distintos grados de severidad.
Para atenuar las secuelas que deja esta patología, la rehabilitación juega un papel importante porque mejora la calidad de vida de los pacientes, tanto a nivel físico como psicológico y social. Aunque para el Dr. Luis Astocaza Miranda, médico rehabilitador del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) “Dra. Adriana Rebaza Flores” Amistad Perú – Japón del Minsa, sería ideal no tener que atender este tipo de enfermedades puesto que es prevenible, por ello resalta que “la vacunación es la principal herramienta para evitar la poliomielitis”.
¿Cuáles son las afectaciones más frecuentes en los pacientes con polio? ¿A qué circunstancias se enfrentan? ¿Cuál es el tratamiento que se les brinda? ¿Cuánto tiempo dura un plan de rehabilitación para ellos? Estas preguntas surgen en relación a la fase secuelar de la polio y que el especialista del INR nos ayuda a resolver.
Luis Astocaza menciona que la principal deficiencia que incide en la calidad de vida de las personas con polio es la debilidad muscular ocasionada por una lesión medular. Se relaciona con la parálisis flácida asimétrica de los miembros inferiores (músculos de la pelvis, muslo, piernas y pies) en su gran mayoría, debilidad del tronco y hasta de los miembros superiores (hombros, brazos, antebrazo y mano), según el nivel de compromiso de la médula espinal.
“Lo más evidente es el déficit motor caracterizado por una debilidad muscular variable, flácida y asimétrica: es mayor en una pierna que en otra, o menor en los pies que en la zona pélvica o muslos; por eso vemos a pacientes que se movilizan de una forma distinta a lo normal, con apoyo de bastones, muletas o uso de andador”, explica.
Además de la deficiencia motora, la lesión medular puede presentar una afectación sensitiva (sensibilidad disminuida en algunas zonas del cuerpo) y afectación de esfínteres (asociada a las modificaciones de los procesos de la micción y deposición).
Pero las secuelas de polio no terminan aquí, otras deficiencias derivadas se manifiestan en lo físico y también en las esferas emocional y social. La debilidad y atrofia musculares condicionan alteraciones posturales como escoliosis, recurvatum y pie caído, los cuáles son factores de riesgo para contraer hipertensión, diabetes, dislipidemias y obesidad.
En el aspecto emocional se evidencian alteraciones en la autoestima, motivación, llegando a desarrollar episodios de depresión. Y en el aspecto social, dependencia de los familiares para desarrollarse solo en la sociedad. “Todo esto, lamentablemente, no hace más que mantenerlo en situación de discapacidad”, subraya el especialista.
LA REHABILITACIÓN
Sobre el tratamiento a los pacientes con secuelas de polio, el médico señala que primero se realiza una evaluación general para identificar el nivel en que ha sido dañada su médula espinal y las deficiencias consecuentes que padece, para luego establecer el plan integral de rehabilitación de forma ambulatoria u hospitalaria.
“Si notamos algo de fuerza en un grupo muscular que le permita realizar un movimiento, trabajamos lo más que se pueda para que se le haga más fácil y mejor ese movimiento. Pero si no notamos una mejoría usamos algunas ortesis, dispositivos que sirven para mejorar la función del movimiento, alinear una articulación o proteger una estructura corporal”, detalla.
El tratamiento se completa con cuidados de piel y posturales, estimulación neuromuscular, manejo del dolor, intervención psicológica para la aceptación y adaptación a su discapacidad, e intervención para soporte psicosocial, acceso a recursos y programas sociales.
Para ello, el INR cuenta con un área de hospitalización donde brinda atenciones de medicina de rehabilitación, medicina interna, terapia física, ocupacional, cardiorrespiratoria, psicología, trabajo social, entre otras. Asimismo, estas atenciones se brindan de forma ambulatoria; todo a través del Seguro Integral de Salud (SIS). Esto lo convierte en el único establecimiento de salud de referencia en el tratamiento de personas con lesiones medulares en el país.
De acuerdo con Astocaza Miranda, quien labora en el Departamento de Lesiones Medulares, un ciclo de rehabilitación ambulatoria puede durar de 4 a 5 semanas acudiendo 2 a 3 veces por semana; mientras que el tratamiento por hospitalización lleva de 3 a 4 meses.
“Si un paciente está echado, buscamos que esté sentado; si está sentado, buscamos que esté de pie; y si está de pie, buscamos que camine lo mejor posible con o sin ayuda. Si esta persona llega en silla ruedas y luego sale de alta con ortesis y andador, eso ya es una mejoría significativa. Nosotros no tocamos su médula para mejorarla, hemos mejorado la forma de usar su cuerpo para tener mejor calidad de vida a pesar de su lesión en la médula”, sostiene.
En lo que va del año 2023, de 5 a 10 pacientes de entre 40 y 60 años de edad con secuelas de polio acuden al INR para recibir controles y/o tratamiento de mantenimiento de manera ambulatoria, varios por síndrome pospolio, el cual se caracteriza por una debilidad, atrofia, fatiga y dolores musculares incrementados, sin otra causa que lo explique. En el 2022, se atendió a alrededor de 10 a 15 personas, su edad oscilaba entre los 50 y 60 años.
Desde 1991 Perú no registra un caso de polio salvaje. El último caso en Loreto, reportado en marzo de 2023, fue por poliovirus derivado de la vacuna. “Este virus no ha tenido la posibilidad de hacer una pandemia como sí lo fue décadas atrás parecido a la covid-19, y eso es gracias a la vacuna. La polio, también conocida como ‘parálisis infantil’, es una enfermedad que destina a los pacientes al dolor y discapacidad, se les puede ayudar con rehabilitación, pero es mejor que los padres tengan claro una frase: vacunación sí o sí”, concluyó Luis Astocaza.