Salud

Domingo, 29 de enero del 2012

Testosterona afecta el desarrollo del leguaje en los niños

Los niños expuestos durante el embarazo a altos niveles de testosterona (la hormona sexual masculina) tienen una doble probabilidad de sufrir retrasos en el desarrollo del lenguaje que las niñas.

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Los niños expuestos durante el embarazo a altos niveles de testosterona (la hormona sexual masculina) tienen una doble probabilidad de sufrir retrasos en el desarrollo del lenguaje que las niñas.




 

Los niños expuestos durante el embarazo a altos niveles de testosterona (la hormona sexual masculina) tienen una doble probabilidad de sufrir retrasos en el desarrollo del lenguaje que las niñas.

Fue la conclusión de un estudio que publicado por el Journal of Children Psychology and Psychiatry, que analiza la sangre del cordón umbilical para detectar la presencia de testosterona durante las fases clave del desarrollo de las áreas cerebrales vinculadas a las habilidades en el lenguaje.

Este estudio recuerda que un 12% de niños sufre retrasos notables en su desarrollo verbal y que suele ser más frecuente en niños que en niñas. Los fetos masculinos tienen un 10% más de testosterona circulando en su sangre que los femeninos.

La investigación sostiene que una mayor exposición a la testosterona estaría relacionada con retrasos en el desarrollo del lenguaje.

Cabe señalar que esta no es la primera vez que se relaciona la testosterona con el desarrollo cerebral, puesto que 1985 varios trabajos de los neurólogos Norman Geschind y Albert Galaburda, publicados en Archives of Neurology ya apuntaron en la dirección de que la hormona masculina, en niveles superiores a los habituales, retrasaba el desarrollo del cerebro.

También en 1996, otro trabajo abordó la relación entre la hormona sexual y el habla de forma mucho más directa. En aquella ocasión se sometieron al estudio niños con hiperplasia suprarrenal congénita, una enfermedad genética en la que, entre otros síntomas, los afectados producen más testosterona que los niños sanos.

Los responsables de la investigación dirigida por Elena Plante, de la Universidad de Arizona, en los Estados Unidos observaron no solo que entre estos niños eran más frecuentes los trastornos en el lenguaje, sino que también existía una mayor asimetría entre los hemisferios cerebrales, lo que apoyaba la idea de que la testosterona también afecta al desarrollo del cerebro.


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