Hace tres meses nos conmocionó la muerte de Gonzalo García Pelayo, un joven de apenas 21 años, campeón de rugby del colegio Markham, a quien le faltaban apenas unos meses para acabar su carrera de ingeniería industrial. Él fue asesinado en la puerta de la casa de un amigo suyo por el cabecilla de una banda raqueteros. Pero si la muerte de cualquier ser querido es ya en si un golpe brutal para padres y amigos, subleva aún más saber que tres meses después, a pesar de haberse identificado al supuesto asesino, haber recopilado los indicios suficientes y recogido testimonios que lo señalan, una fiscal simplemente no se dé el trabajo de dictar la orden de detención contra este sujeto. Esta noche en Panorama, por primera vez el testimonio de Pedro García Pelayo, padre de Gonzalo.