El planeta atraviesa una crisis ambiental sin precedentes. De acuerdo con el informe Planetary Health Check 2025, elaborado por el Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (PIK), la humanidad ha sobrepasado siete de los nueve límites planetarios definidos en 2009 para garantizar la estabilidad de la Tierra. El reporte alerta que varios de los sistemas naturales que sostienen la vida se encuentran en un punto crítico y que, al igual que un paciente en terapia intensiva, el planeta necesita atención urgente.
Biosfera: la biodiversidad en estado crítico
La pérdida acelerada de especies y la degradación de ecosistemas naturales mantienen a la biosfera en un nivel de alarma roja. Según los científicos, el margen de seguridad para preservar la diversidad biológica ya fue superado ampliamente, lo que compromete la base de supervivencia de la humanidad.
Nutrientes en exceso: nitrógeno y fósforo fuera de control
El uso masivo de fertilizantes y estiércol ha duplicado el nitrógeno disponible en el ambiente en los últimos cien años. Este exceso contamina aguas subterráneas, ríos y mares, generando proliferación de algas y pérdida de oxígeno. Algo similar ocurre con el fósforo, cuya acumulación desequilibra ecosistemas enteros. Ambos parámetros ya rebasaron sus límites de seguridad.
Nuevas sustancias: contaminación química global
Se estima que existen cerca de 350.000 sustancias sintéticas liberadas al medio ambiente. Entre ellas figuran plásticos, pesticidas y compuestos industriales que llegan incluso al agua potable y al mar. Los investigadores advierten que muchas de estas sustancias no han sido suficientemente evaluadas y que sus efectos acumulados ponen en riesgo la salud de los ecosistemas y de las personas.
Clima: el calentamiento global en zona de riesgo
Las emisiones de gases de efecto invernadero continúan en ascenso y han elevado el forzamiento radiativo por encima de los niveles seguros. Esto significa que el planeta retiene más calor del que debería, acelerando fenómenos como olas de calor, sequías e inundaciones. El cambio climático es uno de los límites planetarios ya desbordados.
Agua dulce: recursos bajo presión
La sobreexplotación agrícola e industrial, sumada al cambio climático, ha alterado el ciclo del agua en vastas regiones del planeta. En una quinta parte de la superficie terrestre se registran sequías o alteraciones en la humedad del suelo, lo que amenaza tanto la producción de alimentos como la estabilidad de los ecosistemas hídricos.
Suelo: deforestación y uso intensivo
Aunque la pérdida de bosques se ha reducido en algunas zonas, la cobertura forestal global se encuentra en apenas un 60%, lejos del 75% considerado seguro. El avance de la agricultura, las infraestructuras y los asentamientos humanos han transformado radicalmente el uso del suelo, agravando los impactos en el clima y la biodiversidad.
Océanos: la amenaza de la acidificación
Los mares absorben gran parte del CO2 que emitimos, pero este proceso está provocando una mayor acidez en el agua. Ello dificulta la formación de corales y moluscos, debilitando cadenas alimenticias marinas. A esto se suman las zonas muertas sin oxígeno, producto de la combinación entre el calentamiento global y el exceso de nutrientes.
Dos buenas noticias: aire más limpio y ozono en recuperación
El informe también señala avances positivos. La calidad del aire ha mejorado en varias regiones y la capa de ozono se está recuperando gracias al Protocolo de Montreal, que prohibió los clorofluorocarbonos. Los investigadores destacan este caso como ejemplo de que la cooperación internacional puede revertir daños ambientales, aunque reconocen que los desafíos actuales son más complejos y globales.