La redada ocurrió el 4 de septiembre en un sitio de construcción en Georgia, Estados Unidos, donde empleados surcoreanos de Hyundai Motor, LG Energy Solution y empresas subcontratistas fueron detenidos. Los testimonios difundidos en medios surcoreanos aseguran que los trabajadores vivieron hacinamiento, abusos físicos y burlas, lo que llevó al Gobierno de Corea del Sur a anunciar una investigación por posibles violaciones de derechos humanos.
TESTIMONIOS DE DETENCIÓN INHUMANA
Los primeros relatos publicados por medios como Hankyoreh y Yonhap describen cómo los trabajadores fueron esposados de pies y manos, en algunos casos con cadenas metálicas y en otros con bridas plásticas, sin recibir explicaciones ni lectura de sus derechos. Varios afirmaron que se les obligó a firmar documentos en inglés sin comprender el contenido, bajo un ambiente de intimidación en el que los agentes portaban armas de fuego.
En los centros de detención, los arrestados fueron hacinados en condiciones insalubres: hasta 72 personas compartieron un mismo espacio con literas cubiertas de moho, apenas cuatro retretes y dos urinarios. Una trabajadora de 44 años denunció que las necesidades fisiológicas, especialmente durante la menstruación, se realizaban sin privacidad, en baños completamente abiertos.
Las escenas de maltrato se repiten en los testimonios. Un trabajador relató que pidió agua limpia cuando encontró una araña muerta en un retrete, pero recibió como respuesta la burla de un guardia que dijo: “¿No se convertirán en Spider-Man si la beben?rdquo;. Otros denunciaron comentarios ofensivos sobre Corea del Norte y referencias al apodo “Rocket Man” usado por Donald Trump contra Kim Jong-un.
TENSIÓN DIPLOMÁTICA
Las denuncias han generado indignación en Seúl y presión sobre el Gobierno surcoreano, que anunció que investigará “de manera exhaustiva” si se cometieron violaciones de derechos humanos en contra de sus ciudadanos. La Cancillería surcoreana trabaja con las empresas implicadas y con autoridades estadounidenses para esclarecer lo ocurrido.
Familiares de los trabajadores señalaron que varios detenidos desconocen los cargos que enfrentan y se sienten abandonados en un proceso que consideran inhumano. La situación amenaza con convertirse en un conflicto diplomático entre Corea del Sur y Estados Unidos, al poner en cuestión las garantías para ciudadanos extranjeros en territorio estadounidense.
Para los afectados, la experiencia dejó una huella de miedo y frustración. Uno de ellos, identificado como Seo, resumió su sentimiento en declaraciones al medio Hankyoreh: “Ni siquiera sabía que estaba siendo arrestado; pensé que era un simple control de identidad. Solo quería trabajar”.