Un informe reciente del Institute of Family Studies (IFS) advierte que la frecuencia sexual de los estadounidenses atraviesa una caída sostenida en las últimas décadas. En 1990, el 55 % de adultos entre 18 y 64 años afirmaba mantener relaciones sexuales al menos una vez por semana. Sin embargo, para 2024 esa proporción se redujo al 37 %, según los datos de la General Social Survey de la Universidad de Chicago.
Jóvenes, matrimonios y el impacto digital
El estudio señala que este fenómeno afecta especialmente a los jóvenes. La proporción de personas de entre 18 y 29 años que conviven con una pareja cayó de 42 % en 2014 a 32 % en 2024, lo que reduce sus posibilidades de tener una vida sexual estable. Además, la asexualidad —no haber tenido relaciones en el último año— prácticamente se duplicó en ese grupo desde 2010, pasando del 12 % al 24 %. Entre los factores influyentes aparecen el auge de los teléfonos inteligentes, las redes sociales, los videojuegos y la disminución de los espacios de socialización presencial.
La baja en la intimidad no solo alcanza a los solteros. También las parejas casadas han experimentado un descenso: mientras entre 1996 y 2008 el 59 % reportaba sexo semanal, desde 2010 hasta 2024 esa cifra cayó al 49 %. Investigaciones complementarias revelan que el uso excesivo de dispositivos digitales, las rutinas nocturnas centradas en pantallas y la postergación de la hora de dormir impactan en la vida conyugal y reducen la frecuencia sexual.
Para los especialistas, el tema no es menor. La práctica sexual regular se asocia a mejor salud física y mental, matrimonios más sólidos y mayor bienestar subjetivo. En ese sentido, los investigadores sostienen que la sociedad estadounidense debería prestar atención a lo que llaman “recesión sexual”, un proceso que se extiende más allá de los jóvenes y que refleja los cambios culturales y tecnológicos de la última década.