Un informe de inteligencia filtrado por medios estadounidenses reveló que el reciente ataque de Estados Unidos contra instalaciones nucleares en Irán no logró destruirlas por completo, como afirmó el gobierno de Donald Trump. Según The New York Times y CNN, la ofensiva solo afectó una pequeña parte del material nuclear, ya que la mayor parte del uranio enriquecido había sido trasladado antes del bombardeo.
La operación, denominada Midnight Hammer, tuvo como objetivo los sitios nucleares de Isfahán, Natanz y Fordó. Sin embargo, de acuerdo con la evaluación preliminar del Comando Central de EE.UU., el impacto fue limitado y apenas habría retrasado el programa nuclear iraní por unos meses. Esto contradice la versión oficial que celebraba una “destrucción total” de las capacidades nucleares de Teherán.
Desde el Pentágono, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, rechazó el contenido del informe filtrado y defendió la eficacia del ataque. Aseguró que las bombas impactaron con precisión y anularon la posibilidad de que Irán fabrique armas nucleares. Por su parte, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, calificó la filtración como un intento de desacreditar al presidente Trump.
¿QUIÉN DICE LA VERDAD?
Estas revelaciones han generado un nuevo debate sobre la transparencia del gobierno estadounidense y el verdadero alcance del ataque a Irán. Mientras la administración del presidente Donald Trump defiende el éxito de la misión, los datos periodísticos filtrados en las últimas horas sugieren que el régimen de Teherán aún mantiene la capacidad para desarrollar una bomba nuclear en el corto plazo.