El estado de Queensland, en Australia, aprobó una polémica reforma que aplicará penas similares a las de adultos a niños desde los 10 años si son declarados culpables de delitos graves como asesinato, agresión y allanamientos. Las nuevas disposiciones, denominadas por el gobierno como "delitos de adultos, tiempo de adultos", incluyen penas de prisión perpetua obligatoria con un mínimo de 20 años sin libertad condicional para casos de asesinato.
El gobierno de Queensland defendió estas medidas argumentando que responden a la "indignación de la comunidad" frente a la delincuencia juvenil y que buscan disuadir futuros crímenes. "Estas leyes son para todos los habitantes de Queensland que alguna vez se han sentido inseguros y han sido víctimas de delitos juveniles en nuestro estado", declaró el primer ministro, David Crisafulli, tras la aprobación del proyecto.
La decisión ha generado fuertes críticas, tanto a nivel local como internacional. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) calificó estas leyes como una violación del derecho internacional y de los derechos humanos de los niños. Expertos en justicia juvenil también han señalado que estudios indican que penas más severas no reducen la delincuencia juvenil y, por el contrario, podrían exacerbar el problema.
La Oficina Australiana de Estadísticas refutó las afirmaciones de una supuesta "ola de delincuencia juvenil", asegurando que los delitos cometidos por menores han disminuido en los últimos 14 años y se han mantenido estables. Sin embargo, el gobierno sostiene que un enfoque más punitivo es necesario para garantizar la seguridad de los ciudadanos.
Aumento de menores detenidos
Queensland ya registra la mayor cantidad de niños detenidos en comparación con otros estados y territorios australianos, situación que podría agravarse con las nuevas disposiciones. Anteriormente, la pena máxima para menores condenados por asesinato era de 10 años de cárcel, reservándose la cadena perpetua únicamente para los casos más atroces.