El conflicto en Ucrania dio un giro inesperado tras la decisión del presidente estadounidense Joe Biden de autorizar a Ucrania el uso de misiles ATACMS, capaces de alcanzar objetivos en territorio ruso. Esta medida, aplaudida por aliados como Polonia y criticada por líderes republicanos y el Kremlin, eleva las tensiones internacionales y plantea interrogantes sobre el futuro del conflicto y la postura de la nueva administración de Donald Trump.
CRÍTICAS DESDE EL BANDO REPUBLICANO
Figuras clave del Partido Republicano han calificado la decisión de Biden como un intento de intensificar la guerra antes de su salida de la Casa Blanca. La representante Marjorie Taylor Greene acusó al presidente de “querer desencadenar la Tercera Guerra Mundial”, mientras que Donald Trump Jr. señaló que el "Complejo Industrial Militar" busca asegurar billones de dólares antes de que su padre tome el control para restablecer la paz.
En la misma línea, Charlie Kirk, fundador de Turning Point USA, afirmó que la decisión es "demente" y advierte de las implicaciones globales si Rusia decide responder de manera similar, suministrando misiles a sus aliados.
APOYOS Y REACCIONES EN EUROPA
En contraste, Polonia ha respaldado firmemente la medida, calificándola de "necesaria" para enfrentar a Putin. El viceministro de Defensa polaco, Cezary Tomczyk, expresó que Rusia "solo entiende el lenguaje del poder". Alemania, aunque reconoce la importancia del apoyo a Ucrania, mantiene su negativa a entregar misiles de largo alcance como los Taurus, destacando que cualquier uso de armamento debe respetar el Derecho Internacional.
China y Rusia han manifestado su preocupación, acusando a EEUU de escalar el conflicto. Mientras tanto, en Europa, el debate se centra en si otras potencias, como Reino Unido y Francia, seguirán el ejemplo estadounidense. Con opiniones divididas y una transición presidencial en marcha, el futuro del conflicto en Ucrania parece estar en un punto de inflexión que definirá el panorama geopolítico global.