Sin lugar a dudas, desde el 2014, año en que surgió, el “Tren de Aragua” se ha convertido en una empresa del crimen, basado en la extorsión, prostitución, asesinatos, robos, narcotráfico, lavado de oro, contrabando, etc.
Según relata la periodista Ronna Rísquez, en su libro “Tren de Aragua”, la organización delincuencial, nacida en la cárcel de Tocorón, en el estado Aragua (centro-norte), está compuesta por unos 5.000 hombres.
Desde la cárcel
La mitad está dentro de la cárcel y la otra fuera. Para evitar riesgos “los líderes de la banda” se mantienen en prisión, que es un “hotel de lujo”, tiene piscina, restaurantes, sala de apuestas, un campo de béisbol, discoteca, etc.
Rápidamente, los tentáculos de esta banda han llegado a casi todo Venezuela, colocándose principalmente en las zonas periféricas, pero hoy en día ha traspasado fronteras instalándose en al menos “8 países latinoamericanos”.
Aprovechando inmigración
“Entre estos 7 millones de venezolanos que se fueron del país por la crisis económica, hay integrantes de grupos criminales que ya no tenían a quien secuestrar, robar… La pandilla identificó una oportunidad de negocio criminal en esta inmigración”, explica Rísquez.
Tras salir de su país, se conoce que el “Tren de Aragua” se unió primero a las mafias de traficantes de personas conocidos como “coyotes”, además de manejar redes de prostitución con venezolanas en Perú, Ecuador y Chile, captando nuevos miembros en situaciones precarias, en las rutas migratorias.
Alianzas criminales
En Brasil, la banda ha hecho una notable “alianza con el principal grupo armado, el PCC” (Primer Comando de la Capital, grupo originario de Sao Paulo también creado en una prisión) en torno a la venta de armas y la prostitución, informa Correo.
Para las autoridades, los miembros del “Tren de Aragua” se mueven rápido, se relacionan con distintas mafias de cada país, hacen alianzas, luego se apoderan el negocio, lo que a veces desatan sangrientos enfrentamientos entre bandas.