Tal como se había anunciado, el gobierno federal de los Estados Unidos ejecutó este jueves con una inyección letal a un segundo prisionero, cuyos abogados alegaron que era demente y por lo tanto no estaba en condiciones de sufrir la pena capital.
Wesley Ira Purkey fue declarado muerto a las 08:19 horas en el Complejo Penitenciario Federal en Terre Haute, Indiana. El reo de 68 años fue atado a una camilla en la cámara de la muerte para luego ser consultado por un funcionario de la cárcel, quien le quitó la máscara que cubría la cara y le preguntó si quería decir algo.
“Lamento profundamente el dolor y el sufrimiento que le he causado a la familia de Jennifer”, dijo el condenado en sus últimas palabras. Añadió que su ejecución no serviría para nada: “Esta muerte higiénica no sirve a propósito alguno. Gracias” finalizó.
Al inyectarse la sustancia química letal, Purkey tomó aliento varias veces, parpadeó y dejó caer la cabeza sobre la camilla.
Purkey fue condenado a la pena capital por secuestrar, violar y asesinar a una adolescente de 16 años. Además es acusado de desmembrar, quemar y arrojar el cuerpo de la víctima a una fosa séptica. También fue condenado en un tribunal estatal en Kansas por haber matado con un martillo a una mujer de 80 años enferma de polio.