Sucedió en China. Song Jiang, ahora de 63 años, escapó de prisión en 2002, donde se encontraba por una condena por tráfico de mujeres y niños. Huyó hacia las montañas de Yunnan y vivió en una cueva durante todo este tiempo.
Sin embargo, fue gracias a las imágenes captadas por un dron, enviado una vez que la búsqueda con personal no ofreciera resultados, su refugio fue encontrado y el fugitivo nuevamente arrestado.
Las autoridades encontraron en la cueva ollas viejas y una especie de cama hecha sobre las rocas. Jiang recolectaba agua de lluvia para beber y se mantenía caliente haciendo fogatas con ramas de los árboles.