En el budismo existen muchas costumbres y tradiciones bastante particulares que llaman la atención de miles de personas en el mundo. Una de ellas es la de embalsamar los cuerpos de sus representantes más destacados y respetados. Es el caso del monje Fu Hou quien murió a mediados de 2012 a los 94 años.
A manera de homenaje y reconocimiento por su larga trayectoria, sus antiguos compañeros del templo donde vivía lo colocaron dentro de un cilindro con el cuerpo en postura de flor de loto. La idea era momificar el cuerpo utilizando una serie de técnicas milenarias que los budistas conocen y dominan a la perfección.
Pues bien, hace algunos días se abrió aquel cilindro que contenía el cuerpo del monje después de cuatro largos años. Grande fue la sorpresa de todos los presentes cuando notaron que los restos de Fu Hou estaban notablemente preservados y manteniendo la clásica postura de meditación. Pero el asunto no quedó ahí porque el cuerpo del monje fue bañado en oro y ahora está expuesto en una sala especial donde es venerado por muchos budistas.