El animal que logró escapar de una granja, en la ciudad de Zhejiang, China, sorprendió a todos al llegar hasta las puertas de un templo budista, arrodillarse y permanecer varias horas en esa posición.
El cerdo fue el centro de atención, nadie pudo perturbar su posición y concentración. Sólo se movió cuando llegaron al lugar los monjes a realizar sus cánticos de ofrendas.
Por ser el budismo una religión que cree en la reencarnación, muchos se animaron a denominarlo el “cerdo peregrino”. Otros incrédulos insisten que el chancho cayó en ese lugar por agotamiento.