El adolescente sirio, Usaid Barho, logró escapar de los yihadistas al proponerse como atacante suicida, debía hacer estallar la carga explosiva que trasladaba en una mezquita de la ciudad de Bagdad, Irak.
Cuando llegó al lugar, Barho se abrió la casaca mostrando la bomba que llevaba adosada a su cuerpo, inmediatamente los guardias le retiraron el dispositivo y evitaron una tragedia.
"Levanté mi mano para ser un terrorista suicida. Si hubiese sido un combatiente y me hubiese rendido ante las fuerzas de seguridad la guerreros del Estado Islámico me habrían matado", dijo el muchacho de 14 años.
"Nos sedujeron para unirnos al califato. Instalaron la idea de que los chiitas son infieles, por lo que había que matarlos. También nos dijeron que si no peleábamos, ellos, los chiitas, vendrían a violar a nuestras madres", relató el menor.