Los realizadores británicos protestaron por la nueva regulación de servicios audiovisuales que restringe en este país las prácticas sexuales consideradas abusivas y humillantes.
Según la nueva norma, no se consideran aceptables, entre otros, los azotes, las flagelaciones agresivas, los abusos físicos o verbales o las penetraciones con "objetos asociados a la violencia".
La ley considera además peligrosas prácticas como la estrangulación o la humillación, típicas del sadomasoquismo, así como el sentarse en la cara o las penetraciones con el puño.
Los productores afirman que la nueva ley los limitará en su creatividad, las escenas no serán novedosas ni intensas como piden los consumidores, lo que hará que estos busquen películas extrajeras cuyas historias e imágenes no están limitadas.