Un estudio realizado en la Universidad de Tilburg, en los Países Bajos, reveló que las personas que declaran disfrutar mucho las prácticas sexuales más rudas como el BDSM (Bondage, Dominación, Sadismo y Masoquismo), resultan ser más saludables psicológicamente que aquellas personas que dicen no disfrutarlas.
Los investigadores Andreas Wismeijer y Marcel van Assen, indicaron que las personas participantes en su estudio que utilizan látigos, cadenas y otros juguetes en su vida sexual, obtuvieron mejores resultados en algunos indicadores de salud mental que aquellos que dijeron no utilizar ninguna de estas "herramientas".
Por ellos se llegó a la conclusión que aquellos que practican sexo rudo, suelen ser personas con menos neurosis, más abiertos, conscientes y sensibles al rechazo, además son más seguros en sus relaciones y en general, gozan de mayor bienestar emocional que las personas con prácticas sexuales más convencionales.