En Estados Unidos, Shell Jones, madre de Duane, un niño de 10 años con síndrome de autismo, propuso la creación de un parque de diversiones, luego de enterarse que su hijo sufría ese mal y que necesitaba cuidados especiales para jugar. "Me di cuenta de que no había lugar al que llevara a mi hijo y no recibiera miradas y suspiros que nos hicieran sentir incómodos", explica.
La madre de Duane explicó además que éste es uno de los típicos problemas que enfrenta un niño autista cuando quiere ir a jugar a algún lugar público no preparado para sus gustos y necesidades. Otro ejemplo se relaciona con que les gusta ir a juegos que están pensados para niños más pequeños, de menor contextura física, lo que representa un inconveniente, porque no los dejan ingresar y pueden llegar a lastimarse o lesionar a otros.
Originalmente, pensó crear un espacio reducido, de 300 metros cuadrados, donde su hijo pudiera divertirse y aprender. Pero luego de hablar con un arquitecto, el proyecto empezó a crecer y a volverse cada vez más real. Hoy el plan incluye un centro de computación, una sala de rayos láser, un cine y centros para tranquilizarse.
La construcción ya está en marcha. Shell se dedica full time a su desarrollo y cuenta con la asistencia de tres empleados y el acompañamiento en la dirección de una especialista en educación y una terapeuta.
"En 18 meses me gustaría ver el parque convertido en un Disney World para niños con autismo. Sería un mundo de fantasía", concluye Shell.
