Ante la impotencia de resolver los graves problemas financieros del país, el Ejecutivo búlgaro espera que psicólogos y psiquiatras detengan la ola de inmolaciones a lo bonzo atribuidas a la pobreza.
En el último mes, seis hombres se prendieron fuego en medio de intensas protestas contra la carestía y las malas condiciones de vida, que han provocado la dimisión del Ejecutivo del populista Boiko Borisov y desatado así una seria crisis política.
Las inmolaciones a lo bonzo son solo la parte más visible del creciente número de suicidios en este país, que llevó esta semana a su gobierno, a implementar un programa de salud mental agresivo para detener los sacrificios.
El Ministerio búlgaro de Salud ha registrado en 2011 un total de 3.153 intentos de suicidio, de los cuales 796 fueron mortales, mientras en el 2010 hubo 2.799 tentativas de los cuales 783 personas cumplieron su objetivo.
Según Vladimir Nakov, experto en el citado ministerio, aún no se han concluido los cálculos sobre los casos de suicidios en 2012, pero se sabe ya "con certeza" que las cifras superarán a las del año anterior.