La serie Adolescence (Adolescencia en Latinoamérica), recientemente posicionada como la más vista en Netflix, ha puesto sobre la mesa un tema que está afectando a la juventud actual. A través del personaje de Jamie, la producción revela cómo factores como el bullying, la soledad y la crianza pueden influir en este proceso, pero enfatiza el papel determinante que tienen las redes sociales en la formación de ideologías extremas.
En la historia, Jamie comparte su vida y consume contenido en internet que refuerza estereotipos sobre cómo debe ser un “hombre de verdad” para resultar atractivo o respetado. Estas ideas circulan en lo que se conoce como la machósfera o manósfera, una comunidad virtual donde se promueven discursos sobre masculinidad tradicional, y que en sus versiones más radicales ha sido señalada por autoridades británicas como un espacio de “violencia misógina extremista”.
¿QUÉ SIGNIFICA SER UN INCEL?
Un concepto central en esta narrativa es el de los “incels” —abreviatura en inglés de involuntary celibate (célibe involuntario)—. Inicialmente creado como un término para describir a personas que no pueden tener relaciones afectivas o sexuales a pesar de desearlo, este concepto ha derivado en una subcultura en línea que justifica el odio hacia las mujeres y que, en algunos casos, ha estado vinculada a actos de violencia.
Investigaciones de la Universidad de Exeter revelan que entre 2016 y 2022, el lenguaje violento en foros incel se multiplicó por ocho. Mientras tanto, estudios de la Universidad de la Ciudad de Dublín alertan que plataformas como TikTok y YouTube Shorts pueden exponer a los adolescentes a contenido misógino en menos de 2 minutos, incluso sin que lo busquen activamente.
Entre los contenidos más comunes se encuentran videos que promueven la idea de que la masculinidad y la familia tradicional están bajo amenaza, piezas “motivacionales” que minimizan la salud mental masculina, y argumentos pseudocientíficos que justifican roles de género desiguales.
Asimismo, circulan teorías como la llamada “regla 80/20”, que plantea que el 80% de las mujeres solo se siente atraída por el 20% de los hombres con mayor atractivo o poder adquisitivo, promoviendo así una narrativa de resentimiento hacia las mujeres y justificando la frustración amorosa como una “injusticia” social.