¿Cuál es la relación histórica entre el conejo de Pascua y Jesús de Nazaret?
La tradición cristiana cuenta que se quedó encerrado muy asustado dentro del sepulcro del Hijo de Dios y fue testigo de algo asombroso.
La tradición cristiana cuenta que se quedó encerrado muy asustado dentro del sepulcro del Hijo de Dios y fue testigo de algo asombroso.
En estas fechas de Semana Santa, muchos disfrutan de un feriado largo, para hacer varias actividades, para escapar de la rutina, otros tienen un tiempo para reflexionar y reencontrarse son la espiritualidad mediante las tradiciones cristianas, mientras otros solo usan ese tiempo para un merecido descanso, en un tiempo que también llamamos Pascuas.
Y si pensamos en Pascuas inmediatamente pensamos en el famoso conejo de Pascua, pero ¿Alguna vez te has preguntado de dónde la tradición por este personaje?
Cuenta la tradición qué cada Domingo de Pascua este peculiar conejo lleva cestas llenas de huevos de colores y dulces para los niños, una figura popular en la celebración de la Pascua en muchos países del mundo, pero ¿Qué relación tiene con la Semana Santa y con Jesús de Nazaret?
EL ORIGEN DEL CONEJO DE PASCUA
Según historiadores, el conejo de Pascua tiene raíces precristianas y estas se asocian con la diosa fenicia Astarté, y esta celebración es nombrada como Easter, en el siglo VIII los anglosajones transfirieron este nombre a la fiesta cristiana de Pascua.
Por su parte la tradición cristiana cuenta que el origen del Conejo de Pascua se remonta a la época de Jesús de Nazaret, y un conejo que estuvo encerrado en el sepulcro junto a él y fue testigo de su resurrección.
Según cuenta la leyenda germánica, dentro del sepulcro donde estaba el cuerpo del Hijo de Dios había un conejo muy asustado que observaba atentamente a toda la gente que entraba a llorar y a despedirse del Nazareno.
Tras poner la piedra y encerrarles a ambos en el sepulcro, el conejo no dejó de observarle ni un momento y se pasó todo el día y toda la noche mirándole y pensando quién sería esa persona a la que tanta gente quería.
El pequeño conejito observó y observó hasta que de repente, ¡algo sorprendente ocurrió! Una luz resplandeciente envolvió el cuerpo de Jesús y resucitó, la piedra con la que habían cerrado la entrada del sepulcro fue removida y salió totalmente vivo.
Entonces el conejo, sorprendido, quiso avisar a todos del milagro, pero como no podía hablar como los humanos, decidió pintar y decorar huevos para repartirlos y así demostrar la alegría y el mensaje de vida que quería transmitir y la Esperanza que Jesús de Nazaret había traído a la humanidad el vencer a la muerte.
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