Marcos López describe su estilo como una especie de pop art latino. Sus reproducciones están a medio camino de fotografías y cuadros, por lo que recuerda bastante al hiperrealismo. En cuanto a temática, le debe bastante a la cultura popular y a la tradición de la pintura.
Según el artista, en ellas plasma su opinión de la situación política y social de América Latina, pero evita explicarlas, pues “las imágenes se defienden solas”.
Una característica de las fotografías de López es ser escenificaciones hechas con la colaboración de espontáneos. Vecinos, amigos, eventuales colaboradores desfilan ante su lente interpretando desde médicos en una autopsia clandestina hasta carniceros en un mercado, pasando por policías, comensales en un fastfood y boxeadores, entre otros papeles.
Para sus “puestas en escena” hecha mano de locaciones cercanas a su estudio fotográfico. De tal manera que un cafetín del barrio de la Boca lo transforma en otro lugar diferente. Otra constante de su arte es la presencia de la sangre, la cual asocia con el dolor del ser humano.
Tinta roja permanecerá abierta en el Museo Pedro de Osma (avenida Pedro de Osma 423, Barranco) hasta el domingo 11.