Lima se reencuentra con su pasado a través de la restauración del centro histórico
El plan de Prolima busca conservar casonas, iglesias y calles coloniales de cara al 2035, cuando la ciudad cumpla 500 años de fundación.
El plan de Prolima busca conservar casonas, iglesias y calles coloniales de cara al 2035, cuando la ciudad cumpla 500 años de fundación.
Pese al deterioro visible que afecta a muchas casonas del centro histórico de Lima, la Municipalidad Metropolitana —a través del programa Prolima— ha puesto en marcha un ambicioso plan de recuperación urbana que contempla intervenir calles, iglesias, teatros, plazas y viviendas coloniales que han resistido el paso del tiempo, pero hoy se enfrentan al colapso estructural. La iniciativa, respaldada por un Plan Maestro vigente desde 2019, proyecta acciones hasta el año 2035, cuando la ciudad conmemore cinco siglos desde su fundación.
Lima fue reconocida como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1991, un título que la pone al nivel de otras capitales históricas del mundo. Sin embargo, la falta de conciencia ciudadana y la escasa inversión pública y privada en su conservación han relegado durante décadas a su centro histórico. Con este nuevo enfoque, Prolima busca cambiar esa historia y restaurar la memoria arquitectónica de la ciudad.
Incentivos para salvar el patrimonio
Una de las claves del proyecto es la alianza con el sector privado. Según el gerente de Prolima, Luis Martín Bogdanovic, quienes inviertan en la restauración de inmuebles dentro del centro histórico podrán deducir hasta un 30% de lo gastado en su declaración de impuestos. Esta política busca atraer a emprendedores que quieran desarrollar restaurantes, cafés, viviendas o centros culturales en espacios patrimoniales, incentivando así la reactivación económica del casco antiguo de Lima.
El modelo no es nuevo. En Quito, por ejemplo, una estrategia similar permitió destinar un porcentaje del impuesto general a las ventas para financiar durante tres décadas la recuperación de su centro histórico, logrando resultados visibles y sostenidos. En Lima, hubo un primer intento de involucrar a las empresas privadas en la década de los noventa, cuando bajo el mandato del alcalde Alberto Andrade se impulsó la campaña “Adopta un balcón”. Gracias a esta iniciativa, varias fachadas emblemáticas fueron restauradas con el respaldo de firmas privadas.
Recuperación en marcha y pendientes históricos
Desde la aprobación del plan, ya se han rehabilitado más de 40 cuadras del centro, así como un teatro, un cine y doce iglesias de valor arquitectónico. Una de las casonas emblemáticas ya recuperadas es la antigua vivienda de Rosa Mercedes Ayarza, hoy conocida como Casa de la Cultura Criolla. La estructura conserva la distribución típica de los hogares virreinales: zaguanes, patios y grandes salones que reflejan la Lima de antaño.
No obstante, aún existen inmuebles de gran valor cultural que continúan cerrados. La casa Osambela-Oquendo, por ejemplo, permanece inactiva desde la pandemia, pese a haber sido clave en la fundación de la Biblioteca Nacional del Perú. Prolima ha anunciado que las próximas intervenciones se centrarán en Barrios Altos, donde también se implementará parte del proyecto paisajístico del río Rímac, incluyendo la puesta en valor de la plaza Monserrate y el parque Santa Rosa. La ruta hacia la recuperación total es larga, pero ya se están dando pasos firmes hacia una ciudad que no solo recuerde su historia, sino que la celebre.
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