Un equipo de arqueólogos halló el entierro de una mujer, de entre 20 y 35 años de edad, en el edificio público Huaca de los Ídolos, en el sitio arqueológico Áspero, antigua ciudad pesquera de la civilización Caral (3000-1800 a. C.), ubicada en el distrito de Supe Puerto, provincia de Barranca, región Lima.
Se trata de un entierro excepcional por la preservación de piel, cabello y uñas, condición poco frecuente en esta zona, donde usualmente solo se recuperan restos óseos.
Arte Plumario
El cuerpo fue envuelto en varios materiales, como tejidos de algodón, esterillas de junco y un panel recamado con plumas de guacamayo, delicadamente dispuestas en una red, sobre haces de fibras vegetales. Encima de la cabeza le colocaron un tocado de fibras con haces de hilos entorchados.
El panel recamado de plumas es uno de los ejemplos más antiguos del arte plumario en los Andes. Los especialistas destacan este hallazgo como indicador del alto desarrollo en técnicas especializadas que se tuvo en la Civilización Caral.
Ofrendas de prestigio
Como parte del ajuar, en el espacio inferior, colocaron cuatro cestas de junco, una aguja con diseños incisos, una concha de caracol amazónico, el pico de un tucán con incrustaciones de cuentas verdes y pardas, un textil de lana, una red de pesca, una treintena de camotes y herramientas para tejer, entre otros.
Las características de las ofrendas y el tratamiento funerario indican que la mujer era un personaje de alto rango social, reforzando la evidencia sobre el rol protagónico femenino en esta antigua sociedad andina.
Contexto histórico
Este descubrimiento se suma a otros entierros de élite en Áspero: la “Dama de los Cuatro Tupus” (2016), ubicada a 3 metros al norte, y el “Varón de Élite” (2019), hallado a 1,25 metros al norte. Por su ubicación estratigráfica, todos corresponderían al mismo período de ocupación, y su agrupación es similar a los posteriores entierros de nobles que fueron documentados en el asentamiento de La Galgada, en Tablachaca, Áncash.
En el asentamiento Áspero, ubicado a 700 metros del océano Pacífico, con una extensión de 18,8 hectáreas, se han identificado 22 conjuntos arquitectónicos que testimonian la organización social de sus habitantes durante el período de formación y desarrollo de la Civilización Caral. Se dedicaron principalmente a la producción marina y al intercambio de corta y larga distancia -evidenciado por objetos procedentes de la selva y la sierra- mediante redes de interacción intercultural en condiciones de paz y beneficio compartido.