Viernes Santo: ¿Cuál es su origen y por qué se conmemora?

El viernes 7 de abril los creyentes conmemoran el Viernes Santo, una fecha de duelo debido a que representa un recordatorio de la muerte de Jesús en la cruz, por lo que este día la Iglesia católica no celebra misas. 

Esta fecha religiosa está comprendida dentro del Triduo Pascual y es el periodo de tiempo en el que se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.

A diferencia del Jueves Santo, que tiene cierto sentido de celebración por la institución del sacramento de la eucaristía, el Viernes Santo es una fecha de conmemoración de la muerte de Cristo.

LA HISTORIA

De acuerdo con el Nuevo Testamento, el gobernador romano, Poncio Pilatos, condenó a Jesús a morir crucificado debido a sus afirmaciones como rey de los judíos. 

Tras la decisión de Pilatos, Jesús fue despojado de su ropa y fue azotado. También le pusieron una corona de espinas y lo hicieron caminar cargando una pesada cruz hasta el monte Calvario, en donde se llevó a cabo su ejecución.

Según la tradición católica, Jesús fue crucificado junto a dos ladrones y en su cruz llevaba un cartel que decía en latín: Iesus Nazarenus Rex Iudæorum, la traducción en español sería “Jesús el Nazareno, Rey de los Judíos”. 

La Iglesia católica no celebra la misa durante el Viernes Santo, en su lugar establece practicar el ayuno y la abstinencia. En lo referente a las oraciones de esta fecha, los devotos católicos acostumbran rezar el Vía Crucis, el cual debe hacerse en procesión para recordar el camino de Cristo hacia el Calvario. Además, se reflexiona sobre las Siete Palabras de Jesús, que son de las últimas frases que pronunció Cristo mientras agonizaba en la cruz. 

Además, las imágenes de Cristo se cubren con una tela morada, como recordatorio del color del manto que llevó Jesús en su camino hacia la cruz. Mientras que las estatuas de la Virgen María se cubren con una tela negra como señal de luto por la muerte de su hijo.

A las 3:00 pm de ese día, hora en la que murió Jesús, se acostumbra a rezar el Credo. La Iglesia también mantiene el sagrario abierto, como señal de que Jesús no se encuentra allí.