Las últimas noticias que llegan sobre la tensión entre potencias nucleares como EE.UU, Rusia, Irán y Corea del Norte han reavivado viejos temores y nos han retrocedido a tiempos de la Guerra Fría, cuando una posible guerra nuclear amenazaba no solo la paz mundial, sino el futuro de la humanidad.
En este escenario no faltan quienes ya piensan lo peor. Sin embargo, aunque no lo parezca, este temor se justifica en cuanto uno se da cuenta del real y aterrador poder de destrucción que tiene una bomba atómica. Un hombre llamado Alex Wellerstein ha logrado educarnos a través del terror.
Hace algunos años, este historiador nuclear del Instituto Tecnológico Stevens, de Nueva Jersey (Estados Unidos) creó el Nuke Map, un mapa global que te permite ‘volar’ virtualmente cualquier lugar del mundo con un arma nuclear y medir sus devastadoras consecuencias.
A pesar de que este aplicativo se encuentra en inglés, se hace bastante fácil de usar pues está basado en la tecnología de Google. Solo tienes que seleccionar el nombre de una ciudad en la lista o escribirlo tú mismo.
Además puedes seleccionar la capacidad de la bomba (que va entre 10 toneladas a 100 megatones, la más potente bomba diseñada por el hombre) o escoger entre los modelos conocidos y registros que se tienen de este arsenal.
Por ejemplo, situémonos en Lima
Veamos qué habría hecho ‘Little boy’, la más pequeña bomba lanzada por Estados Unidos en la ciudad japonesa de Hiroshima, con sus humildes 15 kilotones de potencia (1 kilotón = 1000 toneladas de TNT) en nuestra capital.
A continuación podemos añadir algunos datos y especificaciones. En este caso elegimos el ‘Airburst’ o explosión aérea, técnica común usada para distribuir más uniformemente el daño. Habilitamos también el contador para mostrar las víctimas y la extensión de la lluvia radiactiva.
Pulsando el botón rojo ‘detonamos’ la bomba y vemos lo que el milagro del átomo nos trae: un estimado de 324 680 muertos y 897 110 heridos. La explosión no solo abarcó el Cercado. Se extendió por parte del Rímac, Breña y prácticamente también La Victoria y Jesús María.
De menor a mayor se ilustra: La bola de fuego con un radio de 180 metros. La ráfaga de aire en la zona inmediata con un radio de 340 metros y una presión de 20 psi. El alcance de la letal radiación, de 500 rem, es de un radio de 1.2 km.
Una segunda ráfaga de aire de 5 psi de presión alcanza los 1.67 km. de radio, mientras que la radiación térmica, capaz de generar quemaduras de tercer grado, se propaga a 1.91 km. a la redonda.
¿Es necesaria una mayor explicación cuando ves estos datos? Esa es la genialidad macabra de Wellerstein, educarnos a través del terror. Solo con ilustraciones y datos más o menos precisos, ver a lo que alguna vez el hombre se atrevió a jugar, y que hoy parece dispuesto a repetir.
Paz en la Tierra.