Este miércoles se celebra el Día Mundial del Agua. Fue la Organización de las Naciones Unidas la que decidió conmemorar cada 22 de marzo para llamar la atención tanto sobre la importancia del agua dulce como de la necesidad de una gestión sostenible de este recurso.
Paradójicamente, este día nos llega en medio de una serie de desastres naturales que han tenido al agua como su principal protagonista. Y no hablamos por los huaicos que arrasan el país, sino por una consecuencia directa de ellos: la falta de agua potable.
Este problema, particularmente en Lima, nos ha golpeado como no lo hacía en mucho tiempo y ha mostrado absolutamente toda su magnitud. Solo unos días sin agua han bastado para poner a la capital del Perú en crisis: colas, desabastecimiento, desorden público y casi una histeria colectiva.
Lo ocurrido ha sido una prueba de fuego no solo para el Gobierno, sino para cada uno de nosotros ciudadanos. Hasta hoy el servicio de agua no es oficialmente restablecido en todos los distritos, en medio de una desesperación creciente de los afectados.
¿Somos realmente conscientes de la importancia del agua? Solo el mes pasado los ‘carnavales’ con globos llenos de agua, piscinas inflables y baldazos se repetían por enésimo año en las calles de Lima. Ni hablar del riego de parques, piscinas, lavado de autos, etc, que son pan de cada día.
“Todo el ciclo del agua está muy fragmentado en la mayor parte de América Latina. Se debe integrar en agencias para que se ocupen del manejo del recurso en su conjunto”, dice Fernando Mudarra, responsable de la ONG internacional Ayuda en Acción, a la agencia EFE.
Y es que, aunque el Banco Mundial nos informa que el 31% de los recursos de agua dulce en el mundo está en América Latina, esta riqueza “no está bien distribuida y, en muchos casos, está desperdiciada”.
Entonces queda preguntar: ¿Hemos recordado lo importante que es el agua? ¿Por cuánto tiempo lo recordaremos esta vez?