La imprudencia del conductor de una cisterna y la excesiva velocidad con la que se desplazaba el bus de la empresa Santa Ana por La Oroya, ocasionaron la muerte de siete personas, incluyendo un menor de siete años. El fuego se inició en el primer piso del bus luego que el combustible del cisterna se disperse en toda la vía. Otros 45 pasajeros presentaron fracturas y quemaduras de hasta tercer grado, por lo que fueron trasladados hasta el nosocomio más cercano. Las autoridades han solicitado el apoyo de peritos de Lima pues consideran que la identificación de las víctimas será difícil ya que los cuerpos quedaron completamente calcinados.