Ailani y Alif llegaron al mundo unidas por la columna vertebral, compartiendo la médula espinal, en una condición extremadamente delicada que ponía en riesgo sus vidas. Sus padres, Marleni Picón y Menelio Palacios, oriundos de Llata, en Huánuco, se aferraron a la esperanza pese a las pocas probabilidades médicas, agravadas por el bajo peso de las bebés y su nacimiento prematuro.
Las pequeñas fueron trasladadas al Hospital del Niño de San Borja, donde un equipo médico altamente especializado asumió uno de los mayores retos de su carrera. Durante semanas, los especialistas practicaron día y noche utilizando microscopios quirúrgicos e impresiones en 3D para planificar cada corte milimétrico que exigía la compleja cirugía de separación.
La intervención estuvo a cargo de 16 profesionales, entre ellos neurocirujanos, cirujanos plásticos, neurólogos, anestesiólogos y personal de enfermería, liderados por el doctor Alberto Ramírez. La directora del Instituto Nacional de Salud del Niño, Zulema Tomás, explicó que la situación era crítica debido a que ambas niñas compartían estructuras vitales del canal medular, lo que incrementaba el riesgo de perder movilidad.
EVOLUCIÓN FAVORABLE
Tras varias horas de incertidumbre, el milagro se hizo realidad. Ailani y Alif salieron de la sala de operaciones separadas y estables, siendo entregadas a los brazos emocionados de sus padres. Hoy, las hermanas evolucionan favorablemente y los pronósticos médicos son alentadores, convirtiendo esta historia en un símbolo de esperanza, ciencia y vida en plena Navidad.