A plena luz de la tarde, un conductor de la empresa San Germán fue víctima de un brutal atentado cuando avanzaba por la avenida Universitaria, en San Martín de Porres. Cámaras de seguridad registraron el momento en que un delincuente disparó al menos diez veces contra el bus, dejó el vehículo detenido y huyó en una moto lineal. Aunque salió ileso, el chofer —un adulto mayor— confesó que lleva un mes viviendo atemorizado por las constantes amenazas, y que esta vez “la empresa no hizo nada” para protegerlo.
El ataque, cuidadosamente planificado, incluyó incluso la grabación y difusión del disparo por parte del propio sicario, una práctica que los choferes denuncian desde hace seis meses. Compañeros del conductor señalaron que las bandas criminales mantienen un acecho permanente sobre la empresa y no dudan en enviar audios intimidatorios. En uno de ellos, advierten que si los dirigentes no se comunican, “reventarán a otro compañero más”. Los trabajadores afirman que sus vidas “se juegan en una rifa todos los días”.
Tras el atentado, los dueños de los vehículos revelaron que los extorsionadores exigen un pago de S/300 mil para permitir que las unidades sigan operando. La situación los ha llevado a paralizar sus actividades “hasta nuevo aviso”, pese a que muchos tienen deudas y familias que dependen de su trabajo. En el paradero inicial de San Juan de Lurigancho, los choferes se reunieron para evaluar cuánto tiempo mantendrán la paralización, mientras expresan su desesperación: “¿De qué vamos a vivir? Se acerca Navidad, tenemos hijos en la universidad”.
PASAJEROS ATEMORIZADOS
El temor también se trasladó a los pasajeros, quienes debieron buscar rutas alternativas ante la suspensión del servicio. Varios expresaron su miedo por la creciente delincuencia y la falta de acciones del Gobierno, pese al estado de emergencia vigente. En los exteriores de la empresa solo un patrullero brinda resguardo temporal. Los conductores aseguran que cada vez que encienden el motor dudan si regresarán a casa, pero coinciden en que se unirán al paro si es convocado, en busca de protección real ante la violencia que desborda las calles.