Un equipo de 24 Horas visitó algunas avenidas altamente transitadas de Lima y pudo comprobar el terrible estado de sus pistas y el caos que se genera por el complicado tránsito vehicular. Los enormes huecos, baches y grietas de estas pistas dan la impresión que esta ciudad hubiese sido azotada por un desastre natural o un bombardeo de guerra, pero el verdadero problema que la aqueja es el abandono de sus autoridades.
Sin lugar a dudas, Campoy en San Juan de Lurigancho es una de las vías más abandonadas en esta ciudad. Donde no solo hay huecos, sino también tierra, la que con el sol se convierte en polvo, el cual es respirado por quienes transitan sus calles.
En otro punto de Lima, en la avenida Mateo Pumacahua, en Villa María del Triunfo, además del caos vehicular se puede ver calles repletas de desmonte, basura y desperdicios. Todo esto por la desidia de las autoridades y la ineficiencia edil.
En la avenida 28 de julio en la Victoria, el tráfico es insufrible y por si fuera poco, en medio de esta vía, hay enormes huecos que ya tienen bastante tiempo sin que nadie los resane. Todo esto ocurre frente al complejo de radio patrulla donde los policías también sufren por las malas condiciones de las pistas. El problema aquí es también la gran cantidad de ambulantes. Lo único que la municipalidad hace con los baches en las pistas es taparlos con tierra.
Por si fuera poco, las intersecciones de las avenidas Perú y Dueñas en San Martín de Porres también están repletas de huecos que dañan los carros. Además, desde que hubo el problema de los desastres naturales a comienzo de este año se instaló un muro que obstruye el tránsito y que ahora se ha convertido en botadero y urinario.
Los peatones también la pasan mal y ponen en riesgo sus vidas, pues tienen que hacer uso de paraderos que son verdaderas trampas mortales.