La sofisticación técnica de los criminales cibernéticos está dificultando la capacidad mundial para hacerles frente, advirtió el viernes una destacada funcionaria estadounidense. La funcionaria pidió una campaña global acelerada para combatir esta amenaza de seguridad.
"La mayoría de los países ni siquiera tiene un marco legal que realmente controle la web. Es un fenómeno tan nuevo que los sistemas legales -tanto a nivel nacional como internacional- no han podido seguir el ritmo de los avances tecnológicos que hemos visto", dijo la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano. "Y eso sólo son los hechos. Necesitamos acelerar la respuesta", indicó a periodistas en Viena.
Recientemente se han producido importantes ciberataques contra el Fondo Monetario Internacional, la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) y el Senado estadounidense, al igual que contra compañías como Citigroup y Lockheed Martin. Los ataques han planteado dudas sobre la seguridad del sistema informático corporativo y gubernamental y la capacidad para perseguir a los hackers.
Napolitano, que se encuentra en la capital austriaca por una conferencia internacional de seguridad, no quiso comentar el estado de las investigaciones en estos casos, pero subrayó que los países debían reforzar su capacidad de cooperación.
"Tendría que decir que estamos aún en una etapa inicial. No hay un marco internacional global" para abordar este asunto, dijo a los periodistas, añadiendo que la situación no era mejor en la Unión Europea. "Estamos todos lidiando con este tema, pero nos enfrentamos a algunas de las mejores mentes del mundo y confiamos en que desde un punto de vista tecnológico obtengamos una solución satisfactoria para algunos de estos problemas difíciles", agregó.
Un destacado funcionario chino negó la semana pasada que hubiera una ciberguerra entre China y Estados Unidos tras semanas de fricciones por las acusaciones de que Pekín pudo haber lanzado una serie de ataques por Internet.
Las sospechas hacia China se han centrado en la intrusión en redes de Lockheed Martin y otras empresas relacionadas con el Ejército estadounidense, además de los esfuerzos por acceder a cuentas de correo de Google de altos funcionarios estadounidenses y defensores de los derechos humanos en China.