Una startup estadounidense ha reavivado uno de los debates más sensibles dentro de la inteligencia artificial: el uso de la tecnología para recrear a personas fallecidas. Su reciente aplicación, disponible en la App Store, permite generar avatares digitales de familiares que ya no están, capaces de imitar su apariencia, su voz y responder en función de los recuerdos y datos aportados por los usuarios. El concepto recuerda al episodio “Be Right Back” de Black Mirror, donde la ficción exploraba las consecuencias emocionales de interactuar con una réplica de un ser querido.
La propuesta de 2Wai y sus funciones más polémicas
La plataforma, llamada 2Wai, ofrece la creación de “HoloAvatares”: reconstrucciones digitales diseñadas para reproducir expresiones, tono de voz e incluso ciertos recuerdos cargados previamente. Según sus creadores, la aplicación aspira a conservar vínculos familiares a largo plazo mediante un “archivo viviente” que registra interacciones y conversaciones. El video promocional, que superó los cuatro millones de reproducciones en X, exhibe a una familia que continúa “conviviendo” con la versión digital de su abuela fallecida, desde el embarazo de la hija hasta la adultez del nieto.
La iniciativa no tardó en generar controversia. Numerosos usuarios en redes sociales expresaron que la propuesta resulta perturbadora y cuestionaron las implicancias psicológicas de sustituir la ausencia real con una simulación. Varios expertos en salud mental advierten que el uso prolongado de estos avatares podría interferir con el proceso natural de duelo, especialmente en menores que podrían desarrollar vínculos dependientes con representaciones digitales sin vida propia.
El lanzamiento de la app también despertó preocupaciones éticas más amplias: desde el manejo de datos íntimos hasta el posible uso comercial del dolor humano. Para especialistas en tecnología, el caso de 2Wai anticipa una discusión que será cada vez más frecuente a medida que la inteligencia artificial se inserta en espacios familiares, emocionales y privados. Mientras unos ven una forma innovadora de preservar recuerdos, otros temen que este tipo de herramientas diluya los límites entre memoria, identidad y ficción.


