En el sexto día de enfrentamientos entre Irán e Israel, WhatsApp negó categóricamente haber compartido información de usuarios iraníes con el gobierno israelí, tras las acusaciones emitidas por medios estatales de Teherán. La app de mensajería, propiedad de Meta, advirtió que las versiones difundidas podrían ser utilizadas como pretexto para bloquear sus servicios en un momento crítico de la comunicación digital.
El martes, la televisión estatal iraní instó a la ciudadanía a borrar WhatsApp de sus teléfonos, alegando que la aplicación recopila datos personales, como la ubicación, y “los transfiere al enemigo sionista”. En respuesta, WhatsApp publicó un comunicado recordando que todos los mensajes están cifrados de extremo a extremo y que ni la plataforma ni terceros pueden acceder a ellos.
ACUSACIONES DE ESPIONAJE Y CONTROL INFORMATIVO
“Nos preocupa que estas noticias falsas puedan ser utilizadas como excusa para restringir el acceso a nuestros servicios”, señaló un vocero de WhatsApp. La plataforma aclaró que no proporciona información a ningún gobierno y que, desde hace más de una década, publica informes de transparencia donde detalla los casos excepcionales en que se han recibido solicitudes judiciales.
En paralelo, el Ministerio de Comunicaciones iraní impuso restricciones temporales a internet desde el inicio del conflicto, lo que ha limitado el acceso a múltiples aplicaciones y sitios web. Además, se prohibió a los funcionarios públicos y a sus equipos de seguridad el uso de dispositivos conectados a la red, incluyendo teléfonos, laptops y relojes inteligentes.
IRÁN REFUERZA SU CONTROL DIGITAL
Las autoridades iraníes han solicitado a la población minimizar el uso de dispositivos con conexión a internet y extremar las medidas de seguridad en línea. Según la agencia ISNA, esta directiva responde al temor de ciberataques y filtración de datos sensibles, mientras el conflicto con Israel mantiene a la región bajo alta tensión tecnológica y militar.
La desinformación y las restricciones digitales se suman a los riesgos del conflicto en curso, donde el control del flujo informativo se ha convertido en una herramienta estratégica para ambos bandos.