La decisión de la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos (FCC) de poner fin a la neutralidad de la red puede haber pasado desapercibida en medio de la turbulencia política del Perú. Sin embargo es una noticia que a la postre, puede acabar afectándonos a todos.
La medida, que otorga poder total a los proveedores de la red sobre clientes y usuarios, no es una iniciativa reciente. En mayo del 2014, la FCC votó a favor de un plan para crear un Internet de dos velocidades, a favor de unos y en desmedro de otros. La neutralidad surgió para detenerlo en 2015.
Pero el mundo no se limitó a observar de brazos cruzados. Algunos países europeos ya habían tomado partido por el Internet de dos velocidades. El desenlace en Estados Unidos acabó haciendo que la Unión Europea también legislara por la neutralidad y contra una posible censura,
Sin embargo, la normativa en Europa no es tan rotunda, por tanto cada país acaba teniendo puerta abierta para decidir. Según cuenta el sitio Xataka, por ello operadoras como Orange, Vodafone o FreedomPop han ofrecido tarifas donde el tráfico de unas aplicaciones tiene prioridad sobre otras.
Este es el principal problema al que se enfrenta ahora el mundo, incluido nuestro país. Si bien lo que legisle Estados Unidos no tiene por qué afectarnos directamente, basta con recordar que en la Internet no hay fronteras. Entonces el asunto empieza a ponerse más serio. Así nos afecta.
1. Muchos servicios que usamos son de Estados Unidos o tienen gran parte de sus usuarios allí. Facebook, Google y muchos otros servicios con menos potencia son solo un ejemplo. Así, lo que hagan las operadoras en el país puede perjudicarles y repercutir en su desempeño global.
2. Se puede dañar la competencia. Con el control de las operadoras, muchos servicios tendrían que negociar para poder operar correctamente. Esto afectaría a las empresas nuevas o a las más pequeñas ante los ‘gigantes’. Sin competencia no hay libertad para elegir. Todo el mundo pierde.
3. Por si lo anterior no fuera suficiente. La negociación servicios-operadoras es un problema en sí. Los servicios, al no querer perder dinero, muy probablemente traspasen el costo a sus clientes: lo que haya que pagar a las operadoras saldría de nuestro bolsillo en forma de precios más altos.
4. Estados Unidos es un referente mundial. Como dijimos al principio, existe el riesgo de que las operadoras en Europa y otras regiones asimilen y busquen subirse a la ‘tendencia’ antineutralidad, ejerciendo lobbys y presiones sobre los gobiernos que acabarían replicando la situación.