Científicos británicos hicieron un llamamiento a Naciones Unidas para que convierta la reducción de sal en la alimentación en una prioridad ya que, según recientes hallazgos, tomar un 15% menos podría salvar 8,5 millones de vidas en la próxima década.
Los autores de la investigación, publicada en el British Medical Journal sostienen que, después de la reducción del consumo de tabaco, el de la sal será el método más beneficioso y efectivo para mejorar la salud global.
Aseguran que para ello es clave una regulación de la industria alimenticia porque la mayoría de la sal que se consume se añade a la comida antes de que sea puesta a la venta.
El consumo de sal tiene un efecto directo en el aumento de la presión arterial y aumenta la incidencia de enfermedades cardiovasculares.