Salud

Jueves, 11 de agosto del 2011

Diseñan circuito electrónico para medir signos vitales

Un equipo de ingenieros ha diseñado un circuito eléctrico que, pegado a la piel con un adhesivo transparente como un tatuaje temporal, es capaz de medir el ritmo cardiaco y otras constantes vitales.

Diseñan circuito electrónico para medir signos vitales

Un equipo de ingenieros ha diseñado un circuito eléctrico que, pegado a la piel con un adhesivo transparente como un tatuaje temporal, es capaz de medir el ritmo cardiaco y otras constantes vitales.




Un equipo de ingenieros ha diseñado un circuito eléctrico que, pegado a la piel con un adhesivo transparente como un tatuaje temporal, es capaz de medir el ritmo cardiaco y otras constantes vitales, según dieron a conocer hoy en un artículo en la revista Science.

El dispositivo, diseñado por John Rogers, profesor de ingeniería en la Universidad de Illinois, y su equipo está colocado sobre una capa de poliéster elástico transparente diseñado para imitar las propiedades de movimiento de la piel natural.

El artefacto se adhiere a la piel por pura atracción entre moléculas, con lo que no hace falta aplicar geles o cualquier otra sustancia para mantenerlo pegado al cuerpo.

En la capa intermedia del artefacto -aproximadamente del grosor de un cabello humano- se encuentran los componentes electrónicos que incluyen sensores, aislantes y transmisores que captan la información del paciente que el equipo han sido capaz de aunar en una capa ultradelgada.

Esto, en la práctica, podría tener innumerables aplicaciones médicas y facilitaría la vida a los pacientes que tienen que someterse a pruebas hospitalarias, evitando los cables, electrodos y geles que pueden causar alergias.

"Creemos que esto podría ser un avance conceptual importante en la electrónica portátil, para lograr algo que es casi imperceptible para el usuario", dijo el profesor de la Universidad de California en San Diego, Todd Coleman, quien codirigió el equipo multidisciplinar.

La tecnología "puede conectar el mundo físico y el ciberespacio de una manera muy natural para que el usuario se sienta muy cómodo", explicó Coleman.

En el caso de los pacientes con problemas de corazón, por ejemplo, tienen que cargar un aparato durante al menos un mes para analizar sus constantes con el fin de detectar alguna anomalía en el ritmo cardiaco que va conectada a electrodos adhesivos.

Los electrodos más avanzados llevan una almohadilla con un gel conductor, algo indoloro para al paciente, aunque algunos con la piel sensible pueden padecer sarpullidos.

Los investigadores pusieron a prueba esta "piel electrónica" en humanos y demostraron que el artefacto -que probaron en el brazo, el cuello, la frente, la mejilla o la barbilla de los pacientes- funciona 24 horas o más y no irrita la piel.

Además, lo utilizaron para medir la actividad eléctrica producida por los músculos de las piernas y el corazón y descubrieron que las señales del aparato igualaron las tomadas simultáneamente con el sistema convencional, para el que se necesita electrodos, gel conductor y cinta aislante.

Estos resultados apuntan a que las "pieles electrónicas" podrían reemplazar en un futuro las pruebas hospitalarias convencionales más engorrosas y en las que el paciente tampoco se encuentra en su ambiente cotidiano, uno de los aspectos que subrayan los investigadores.

"Si queremos entender la función del cerebro en un entorno natural, es completamente incompatible con los estudios de EEG -que miden la actividad muscular y nervioso a través de unos electrodos- en un laboratorio", explicó Coleman.

"La mejor manera de hacerlo es registrar las señales neuronales en un entorno natural, con dispositivos que sean invisibles para el usuario", ya que la supervisión podría hacerse durante la actividad normal del usuario.

Esto sería especialmente beneficioso para hacer un seguimiento sanitario continuo de los pacientes y también permitiría analizar otros aspectos cognitivos o patrones de conducta durante el sueño, aportando nuevas capacidades tecnológicas a los parches.

Por ejemplo, los pacientes con trastornos musculares o neurológicos, como la esclerosis lateral amiotrófica (abreviadamente, ELA), podrían utilizarlos para comunicarse o interactuar con ordenadores.

Los investigadores encontraron que, cuando se aplica a la piel de la garganta, los sensores podrían distinguir los movimientos musculares de un lenguaje simple.

El dispositivo también podría ser utilizado potencialmente como una venda electrónica para acelerar la curación de quemaduras, heridas y otros daños en la piel y más adelante incluso aportar el sentido del tacto a prótesis como piernas y brazos artificiales.


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