En la época hacia los fines de la década de los años 60 y los comienzos de los 70 hubo gran agitación política-legal, primordialmente en el estado de California (EE.UU.) a causa de la prescripción médica de la vitamina B-17, también conocida como Laetril, para el tratamiento del cáncer. Proveniente de la pepita de albaricoque (chabacano, damasco), esta vitamina cura, decidida y definitivamente, el cáncer.
En la época hacia los fines de la década de los años 60 y los comienzos de los 70 hubo gran agitación política-legal, primordialmente en el estado de California (EE.UU.) a causa de la prescripción médica de la vitamina B-17, también conocida como Laetril, para el tratamiento del cáncer. Proveniente de la pepita de albaricoque (chabacano, damasco), esta vitamina cura, decidida y definitivamente, el cáncer.
Se ha descubierto recientemente que las propiedades curativas de la vitamina B-17, específicas en contra del cáncer, se deben a que en presencia de agua y de la enzima beta-glucosamidasa, la molécula de B-17 genera cianuro y benzaldehído. Estos compuestos son, individualmente sumamente tóxicos, pero funcionando en simbiosis se multiplican sus efectos por un factor que se calcula los hace cerca de 100 veces más potentes. Esta enzima, la beta-glucosamidasa, se encuentra en cantidades significativas en las células cancerosas, y muy poco en el resto del cuerpo, por lo general hasta 100 veces más. Por consiguiente, estas sustancias tóxicas destruyen únicamente a las células cancerosas. Una verdadera quimioterapia, específica, localizada y muy eficaz.
Y, ¿cómo es que, con el tiempo, no se envenena el resto del cuerpo sano? Resulta que hay otra enzima, la rodanasa, que identificaremos como una “protectora” del organismo (desde 1965 se conoce a la rodanasa como tiosulfato de transulfurasa). La rodanasa neutraliza al cianuro y lo transforma en subproductos que no solamente no son tóxicos, sino que resultan en nutrientes benéficos para el organismo. Esta enzima abunda en todo el cuerpo, pero no la hay en las células cancerosas, que por lo tanto, no tienen protección ni defensa.
La semilla del damasco (albaricoque) destruye a las células cancerosas. Las preguntas y respuestas a continuación provienen del libro “World Without Cancer” (Un Mundo Libre del Cáncer) por G. Edward Griffin; y no constituyen forma alguna de diagnóstico, ni de recomendación o sugerencia de tratamiento alguno.
¿Qué cantidades se pueden ingerir?
Para quien tenga cáncer: Es muy importante comer semillas, las que se deben masticar lentamente; y que se deben conservar en la boca el tiempo necesario hasta que se licuen. Lo ideal es comer dos semillas, o pepitas, por hora, durante el transcurso del día. Los mejores resultados se han observado con el consumo de tres a cinco (3 a 5) pepitas cada hora de la actividad normal diurna.
La vitamina B-17 es hidrosoluble (se disuelve en agua) y no es tóxica. Hay quienes sienten algo de náusea cuando comen muchas de una vez, de manera semejante a como sucedería si bebieran grandes cantidades de agua salada. En tal caso se reduce la cantidad que se toman cada vez, pero se aumenta la frecuencia.
Dosis preventiva: Quien no tenga cáncer puede tomar siete a diez (7 a 10) pepitas diarias. El Dr. Krebs afirma que, aunque sean algo amargas, lo mejor es comer la semilla (la pepita) natural, entera. El doctor pregunta, “¿valdría la pena perder la vida por no querer comer unas semillas amargas?”
Nota del redactor: Recuerde, el lector, que únicamente las semillas contienen las enzimas que logran el resultado curativo en el organismo. Quien no pueda tolerar el sabor de las pepitas tendrá que complementar esa carencia en la B-17 con otras vitaminas y enzimas no tan eficientes. Vale la pena hacer el esfuerzo necesario para surtirle al organismo esas defensas tan vitales.
¿Se puede tomar B-17 al mismo tiempo que se recibe tratamiento de quimioterapia?
Lo peor es recibir solamente quimioterapia. Es benéfico añadir B-17 al tratamiento de quimioterapia, pero lo mejor sería ingerir B-17 (en forma de pepitas) y otras hierbas curativas… y olvidarse de la quimioterapia.
¿Se pueden tomar la vitamina B-17 y las pepitas conjuntamente?
Por supuesto que sí. En las semillas hay muchos elementos naturales que no se encuentran en las pastillas de vitaminas. Las pepitas tienen, además de la B-17, minerales y componentes que facilitan su asimilación en el organismo. Recuerde que en la ciencia de la nutrición solamente se han identificado aproximadamente mil (1000) vitaminas y minerales, de varios centenares de miles de ellos que existen pero que todavía no se han identificado. Eso significa que no es prudente limitarse a tomar solamente pastillas. A propósito del tema se llevó a cabo un estudio científico con ratas de laboratorio que se organizaron en dos grupos. El primer grupo recibió, en su alimentación, todas las vitaminas y todos los minerales conocidos. El segundo grupo recibió desechos y basura. Al cabo de un par de semanas el primer grupo se veía flaco y enfermizo, mientras que las ratas del segundo grupo, las comedoras de basura, se veían gordas y saludables, con mucha energía. Estos resultados hacen decir al Dr. Krebs, “lo mejor es consumir alimentos naturales enteros, y complementarlos con vitaminas y minerales elaborados.”
¿Qué otro medicamento conviene tomar juntamente con la B-17?
Para quienes padezcan de cáncer, recomienda el Dr. Manner (uno de los precursores del tratamiento del cáncer mediante la vitamina B-17) que los pacientes añadan enzimas pancreáticas y vitamina C a su alimentación. Ambas se consiguen fácilmente en los comercios que se especializan en productos naturales para la salud.
Las enzimas pancreáticas abundan naturalmente en frutas como el ananá (piña), la papaya (mamón), y otras. Su función primordial es la de quemar el revestimiento de proteína protector de las células cancerosas, de forma que facilita así el acceso de la B-17 al núcleo celular para efectuar su destrucción total.
Pero, a veces no basta con solamente destruir las células cancerosas, y siendo que el organismo tiene que reconstruir los tejidos que hayan sufrido daños y averías, es sumamente importante proporcionarle nutrición adecuada al organismo. Las remolachas (betabeles) contribuyen a fortalecer los riñones, y las harinas de hueso y el polvo de cartílago de res, o de pollo, contribuyen a la reconstrucción de los huesos dañados por el cáncer.
Se han hecho estudios de los hongos Shiitake, muy comunes en la cocina japonesa, y se ha descubierto que proveen al organismo una sustancia anti-virus, conocida como lentina, que contribuye a estimular el sistema inmunológico y neutraliza a diversos virus. El jugo de una fruta del archipiélago de Tahití, la noni, detiene el cáncer y la diabetes, y alivia la artritis y desperfectos del sistema nervioso.
Otros productos, como el té de Kombucha, las semillas de uva (las semillas mismas, no su extracto) y los hongos Maitake (también japoneses) son eficaces combatientes del cáncer, reducen la hipertensión arterial, controlan la diabetes y contribuyen a la pérdida de peso. Existen muchas plantas( ESSIAC), hierbas y frutas alimenticias que tienen, además, admirables propiedades curativas.
Además, se sabe muy bien en la ciencia médica las combinaciones de diversos tipos de terapéutica resultan mucho más eficaces que una sola. Es muy apropiado añadir diversos elementos, como satélites al tema central de las pepitas de damasco (albaricoque).
¿Se puede tomar la vitamina B-17 conjuntamente con quimioterapia o radiación?
Por supuesto que sí. Primero, debería el paciente verificar el verdadero índice de curación que se ha logrado en otros casos del mismo tipo de cáncer. Cuando se hable con el médico al respecto de curaciones, se tiene que aclarar si se está hablando de cura completa, o de una simple extensión, de unos meses, del plazo de vida. Si se piensa hacer alguna operación en la cual estén involucradas las células cancerosas, es de vital importancia que el paciente se arme con pepitas de damasco( albaricoque) y con vitamina B-17 para eliminar las células que queden sueltas por el cuerpo. La vitamina B-17 tiene solamente efectos saludables. Reduce la hipertensión arterial, es uno de los nutrientes más saludables del planeta, fortalece las arterias y el corazón, y por supuesto que persigue y elimina a las células cancerosas.
¿Cuánto tarda en curarse el cáncer?
Las células cancerosas comienzan a morirse de inmediato. En algunos casos, como en el cáncer del hueso, se demora un poco más en absorberse la vitamina en los tejidos más profundos del cuerpo. Los cánceres de la piel se alivian más rápido. Al fin de la primera semana ya se podrán ver considerables mejorías; y en muchos casos se podrá lograr regresión total de tumores en cuestión de tres (3) semanas, o menos. Un carcinoma puede demorarse unos meses en desaparecer; y ha habido cánceres de cérvix que han desaparecido en menos de tres (3) semanas. Es posible, bajo circunstancias especiales, organizar entrevistas con personas quienes se han recuperado satisfactoriamente de todos estos tipos de cáncer.
¿Es un tratamiento adecuado para todos?
Es muy adecuado para quien tenga su diagnóstico de cáncer, pero sin haber comenzado el tratamiento de quimioterapia o de radiación. El Dr. Krebs mantiene que logra 98% de curación, y en el Hospital Del Río, en Tijuana, México, aseguran casi el 100% de curación de los casos virgen. Los casos vírgenes son aquellos que no han recibido ni quimioterapia ni radiación. En los casos donde el paciente ya ha recibido tratamiento de quimioterapia o de radiación, el éxito de la B-17 dependerá de cuánto se ha difundido el cáncer antes del tratamiento, y de cuánto daño le han causado la quimioterapia y/o la radiación. Sea como fuere, es de vital importancia comenzar, sin demora, a suministrarle al organismo su dosis diaria de B-17.
¿Acaso no hay todas las vitaminas necesarias, incluyendo la B-17, en los alimentos que comemos a diario?
NO. Desdichadamente en los EE.UU. (que es de donde se tienen las estadísticas pertinentes) durante los últimos 70 años se han ido dejando a un lado los alimentos que contienen vitamina B-17 natural; o los han reemplazado con alimentos absolutamente carentes de ese factor. Es muy notable que durante ese tiempo haya ido en aumento el índice del cáncer en ese país, hasta que en la época de los ’70 una persona de cada cuatro estaba destinad a contraer esa enfermedad. (En la época del 2002, se calcula que ese índice se aproxima a 1 de cada 3.)